Hans Jonas – Religião Gnóstica
Caín y el Creador
El siguiente ejemplo también pertenece al círculo ofítico, y ha sido tomado del relato sobre los peratas de Hipólito (Refut. V.16.9-S.):
La serpiente universal —prosigue— es precisamente el sabio oráculo de Eva. Este es el misterio del Edén; éste es el río que fluye del Paraíso; éste es el signo con el que fue marcado Caín. Caín es aquel cuya ofrenda no fue aceptada por el Dios de este mundo, quien, en cambio, recibió el sangriento sacrificio de Abel; pues el dueño de este mundo se deleita en la sangre.
Esta serpiente es la que en los últimos días, en tiempo de Herodes, ha aparecido bajo forma de hombre…
La figura de Caín —prototipo del desterrado, del condenado por Dios a ser «un fugitivo y un vagabundo» en la tierra—, elevada a símbolo pneumático y a una posición honorable en la vía que conduce a Cristo, constituye por supuesto un desafío intencionado a valoraciones arraigadas. Este optar por el «otro» lado, por lo que tradicionalmente se considera infame, constituye un método herético, algo mucho más serio que un mero y sentimental tomar partido por el más débil, no digamos de una simple indulgencia de libertad especulativa. Es evidente que la alegoría, un medio habitualmente tan respetable de armonización, es aquí un alarde del inconformismo. En tales casos, deberíamos quizá hablar no de alegoría sino de una forma de polémica, es decir, no de una exégesis del texto original sino de su tendenciosa reescritura. No cabe duda de que, en tales casos, los gnósticos no pretendían extraer el significado correcto del original, si por «correcto» se entiende el significado pretendido por su autor, viendo que, directa o indirectamente, este autor era su gran adversario, el dios creador sumido en la oscuridad. Lo que los gnósticos defendían, sin decirlo, era más bien que el autor, ciego, había incorporado involuntariamente parte de la verdad a su parcial versión de las cosas, y que esta verdad puede extraerse al invertir el significado pretendido.
La figura de Caín, cuyo nombre fue utilizado por una secta gnóstica (los cainitas, ver Ireneo, 1.31.2), es sólo el ejemplo más prominente del funcionamiento de este método. En la construcción de una serie completa de estos pares de opuestos, que se extiende a través del tiempo, se opone conscientemente a la visión oficial una visión rebelde de la historia en su conjunto. La alianza con Caín crece y abarca a todas las figuras bíblicas que han sido «rechazadas»: el pasaje citado con anterioridad continúa con una especie de exaltación de Esaú, quien «no recibió la bendición ciega, sino que se hizo rico fuera, sin aceptar nada del ciego» (loc. cit. 9); y Marción, cuyo odio al dios creador del Antiguo Testamento lo llevó a las conclusiones más radicales sobre todos los temas, predicó que Cristo descendió al infierno sólo para redimir a Caín y Coré, a Datán y Abiram, a Esaú, y a todas las naciones que no aceptaban al Dios de los judíos, mientras Abel, Enoc, Noé, Abraham, etc., fueron abandonados allí por haber servido al creador y a su ley, y no haber prestado atención al verdadero Dios (cf. nota 91).