Dice un maestro: si faltara cualquier medio (separador) entre yo y el muro, entonces estaría yo junto al muro, mas no me hallaría dentro del muro. En las cosas espirituales no es así, porque una (cosa) siempre se encuentra dentro de otra; lo que recibe es lo que es recibido, porque no recibe nada fuera de sí mismo. Éste es (un asunto) sutil. A quien lo comprende ya no le hacen falta los sermones. Mas (diré) un poco más de la IMAGEN DEL ALMA. ECKHART: SERMONES: SERMÓN XV 3
Lo mismo digo también de la IMAGEN DEL ALMA: Aquello que sale es lo (mismo) que lo que permanece adentro, y aquello que permanece adentro es lo (mismo) que lo que sale. Esta imagen es el Hijo del Padre y esta imagen la soy yo mismo y esta imagen es la sabiduría. Dios sea loado por ello ahora y por siempre jamás. Amén. Quien no lo comprende ¡que no se preocupe! ECKHART: SERMONES: SERMÓN XV 3
Debéis saber que la simple imagen divina, que está impresa en el alma en lo más íntimo de la naturaleza, se recibe inmediatamente; y lo más íntimo y lo más noble que existe en la naturaleza (divina), se configura por excelencia en la IMAGEN DEL ALMA, y allí no es mediadora ni la voluntad ni la sabiduría, como dije antes: si allí la sabiduría es mediadora, entonces es la imagen misma. Allí, Dios se halla sin mediación en la imagen, y la imagen se encuentra sin mediación en Dios. Mas, Dios se halla en la imagen mucho más noblemente de lo que la imagen se encuentra en Dios. Allí, la imagen no toma a Dios en su carácter de Creador sino en cuanto ser racional, y lo más noble de la naturaleza (divina) se configura por excelencia en la imagen. Es ésta una imagen natural de Dios que Él imprimió de modo natural en todas las almas. Ahora bien, más que esto no le puedo conceder a la imagen; si le concediera algo más tendría que ser Dios mismo, y esto no es así porque entonces Dios no sería Dios. ECKHART: SERMONES: SERMÓN XV 3
Anoche pensé que todo símil no es sino una alquería. Yo no puedo ver ninguna cosa que no se me asemeje, ni puedo conocer cosa alguna que no se me asemeje. Dios abarca en sí todas las cosas de manera secreta, mas no como ésta o aquélla en su diferenciación, sino como (lo) uno en la unidad. El ojo no contiene el color, sino que recibe el color, pero no así el oído. El oído, a su vez, recibe el sonido y la lengua el gusto. Cada uno de todos ellos tiene aquello con que es uno (= perteneciente a la misma especie). Y lo que nos ocupa, (o sea), la IMAGEN DEL ALMA y la imagen de Dios, tiene una sola esencia; allí donde somos hijos. Y aun en el caso de que yo no tuviera ni vista ni oído, tendría, sin embargo, (el) ser. Si alguien me quitara un ojo, con ello no me quitaría ni mi ser ni mi vida, porque la vida reside en el corazón. Si alguien quisiera darme un golpe en el ojo, yo interpondría rápidamente la mano y ésta recibiría el golpe. Pero, si alguien quisiera darme un golpe en el corazón, yo utilizaría todo el cuerpo para proteger este cuerpo. Si alguien quisiera cortarme la cabeza, yo interpondría rápidamente el brazo para conservar mi vida y mi ser. ECKHART: SERMONES: SERMÓN LI 3