EKSTASIS = ÊXTASE, ESTUPEFAÇÃO, ASSOMBRO, ARREBATAMENTO
VIDE: ek-stasis, estupefação, arrebatamento, extravio
Glossário da versão inglesa da Philokalia
Saída de si mesmo e de todas as coisas criadas em direção à Deus, sob a influência de intensa aspiração — eros -. Não se alcança o êxtase por esforços, mas se é atraído fora de si mesmo pelo poder do amor de Deus. O êxtase implica um ir além do pensamento conceitual da razão discursiva — dianoia —. Pode ser eventualmente marcado por um estado de transe ou uma perda da consciência normal; mas estes acompanhamentos psicofísicos não são essenciais. Ocasionalmente o termo êxtase é usado em um mau sentido, significando perda de autocontrole, ou loucura (v. extravio).
Toshihiko Izutsu – Sufismo e Taoismo
Como ya he señalado en varias ocasiones, y es particularmente importante recordarlo una vez más para la correcta comprensión de la postura filosófica que Zhuangzi adopta en contra del «esencialismo», la descripción de las cuatro fases no constituye una teoría abstracta, sino la relación de un hecho experimental. Es la descripción fenomenológica de la experiencia del éxtasis. En el texto que acabo de citar, el proceso del éxtasis es relatado en orden descendente, lo que equivale a decir que Zhuangzi describe el «retorno» de la consciencia. Parte de la fase superior de la contemplación en que el «olvido» es completo y desciende, paso a paso, hasta la fase de la consciencia normal.
Lo que hay que recordar respecto a esta cuestión es que el proceso del éxtasis, tanto en orden ascendente como descendente, se compone de dos aspectos que se corresponden exactamente: el aspecto subjetivo, que podríamos llamar «epistemológico», y el objetivo o «metafísico».
Tomemos, por ejemplo, la fase superior. En su faceta subjetiva, es, como acabo de indicar, una fase en que el contemplativo ha consumado el éxtasis. Se encuentra sumido en el completo «olvido» de todo, incluso del mundo. Eso significa que se halla en estado de Nada, ya que no es consciente de nada, no hay «consciencia». Y esta Nada subjetiva corresponde a la Nada objetiva de la Vía, ya que también la Vía es, en su absoluta pureza original, la Nada, un estado «en que nada ha existido jamás», o sea un estado metafísico en que nada es distinguible como existente.
Desde ese estado de Vacío perfecto, subjetivo y objetivo, el contemplativo inicia su regreso al estado mental cotidiano. Algo empieza a agitarse en su interior. Su consciencia se despierta para captar la existencia de las «cosas». Sin embargo, en esta fase, la consciencia sigue siendo una luz tenue y suave. Todavía no es el resplandor deslumbrante del pleno día. Se encuentra en el crepúsculo de la consciencia, un ocaso en que las cosas sólo se vislumbran de forma indistinta y confusa.
Esta descripción de la situación puede parecer una evaluación negativa. El estado de consciencia, en esta fase, se describe como una luz tenue sencillamente porque la perspectiva es la de la consciencia «normal» de una mente corriente. Para ésta, la luz de la consciencia extática parece tenue y difusa porque no discierne ni discrimina las cosas. Sin embargo, en realidad, esta indistinción es, para Zhuangzi, la Realidad tal como es.
Dado que el verdadero estado de la Realidad es «confuso» y «difuso», la consciencia debe necesariamente ser «confusa» y «difusa». Sólo con una luz tenue puede la Realidad ser iluminada en su integridad. La deslumbrante luz de la consciencia normal arroja un haz luminoso sobre tal o cual objeto en particular. Pero, al hacerlo, sume el resto del mundo en la oscuridad. Respecto a este punto, Zhuangzi observa:
Por tanto, la Luz difusa e indistinta es lo que anhela el «hombre sagrado». Pero no utiliza esta Luz ( para iluminar cosas concretas ), sino que la presta a todas las cosas universalmente. Es lo que recibe el nombre de «iluminación».
La expresión aquí traducida por «Luz difusa e indistinta» significa un tipo de luz de cuya existencia uno no puede estar seguro; una luz que, en lugar de concentrarse en un objeto en particular, se «difunde» y se extiende por todo. No se trata de una luz deslumbrante, sino de una luz tenue e indistinta, ni brillante ni oscura. En realidad, es la Luz Universal que ilumina todas las cosas como son realmente.
Zhuangzi llama también a este tipo de Luz espiritual la «Luz ensombrecida» (bao guang). La palabra bao significa «cubrir», «ocultar». Como explica Cheng Xuanying, «[[La mente del “hombre sagrado”] olvida ( disminuir entre las cosas ) e ilumina todo. Al iluminar las cosas, las olvida. Por ello ensombrece y oscurece su luz, tornándose así más brillante».