Divindade Suprema

DIVINDADE SUPREMA
Francisco García Bazan
El Dios gnóstico es una divinidad trascendente y su trascendencia se define por su total extrañeidad e incomprensibilidad respecto del mundo. El mundo que, como se verá, es el imperio del demiurgo, está constituido por una estructura de la que no están ausentes los intereses humanos y que por ello no va más allá de lo físico y lo psíquico. Por consiguiente, toda imagen que el mundo se trace de Dios adoptará una forma falsa. Pero hay más, si el mundo por sus propios medios consiguiera levantarse sobre sí mismo (como lo hacen los hombres verdaderamente espirituales) y anulándose, llegar a su mismo origen, a su modelo espiritual, tampoco encontraría a Dios, sino a lo que es perfecto, pero gracias a ese Dios. Dios, por lo tanto, combinando el lenguaje filosófico con el religioso, está más allá de la existencia y de la esencia y tal Dios es un ágnostos theós o un Dios desconocido, porque en su verdadera realidad sólo se patentiza a los corazones puros y ello es realmente difícil y novedoso y, a tal punto, que cuando se revela así a través de la conducta o del mensaje de una persona, ese ser llega a ser nada menos que el Salvador. Evidentemente que esto puede suceder históricamente y, al menos, así ha sucedido con Jesús de Nazareth. El Dios desconocido, entonces, es el Dios que el mundo y su historia, con su inclinación hacia la praxis humana y la consecuente antropomorfización de la realidad divina, ha ignorado de plano, natural y teológicamente, y que se hace presente en esa experiencia clara y singular que es la gnosis, de la que participó el Salvador, ya que así lo dejó consignado en su mensaje. Naturalmente, resultará más adecuado para el gnóstico revestir esta experiencia nueva y radical de la divinidad con los caracteres racionalmente exigentes de la metafísica platónica espiritualista y los exóticos y crípticos símbolos de la misteriosofía de la época, que no repetir elementos extraídos de un lenguaje religioso en cuya experiencia básica está presente la confusión de Dios con el ser fraguado por las expectativas humanas, pues de este modo, lo solo que puede suceder es identificar al Dios ignorado con el Yahvé veterotestamentario, el producto de tan bajo horizonte religioso1.

  1. La trascendencia de la divinidad es una intuición gnóstica central. En realidad es su concepto de Dios. De esta manera, aunque en los principios de la era cristiana el principio es común a griegos y cristianos, se distingue de ambos por su peculiaridad: por designar la experiencia pura y novedosa que el mismo Jesús de Nazareth tuvo de Dios, la que es común a cuantos participan de la gnosis. De este modo tanto la tesis orientalista de NORDEN, E., Ágnostos Theós, Leipzig, 1929, PP. 84 y ss., como la griega de FESTUGIÉRE, A. J., RHT. IV, PP. 1-77, como la judía (con ser la más próxima) de Daniélou, J., deben matizarse con la inspiración propiamente gnóstica, pues de hecho los gnósticos han echado mano de cuanta especulación ya elaborada y afín les era útil. DANIÉLOU ha ofrecido en Message évangélique et culture hellénistique, PP. 295-316, una clara clasificación basada sobre a) la polémica contra la idolatría del judaismo, b) la exposición de FILÓN DE ALEJ. y c) la teología negativa del gnosticismo, que siempre será de utilidad. No obstante la exposición más apropiada sigue siendo la de ORBE, A., Estudios valentinianos I, PP. 3-67. El vocabulario genérico empleado es: agénnetos, ánarchos, agóretos, anéidos, anousios, aóratos, árretos, anonómastos, akatonómastos, akatáleptos, anennóetos, etc., él se podrá comprobar en cada uno de los estudios parciales del Cap. III, en donde podrá verse asimismo que los documentos de Nag-Hammadi, no bacen sino confirmar lo expresado. El artículo de VALLIN, J., “Essence et formes de la théologie négative”, Revue de Metaph. et de Mor., 1958, Nos. 2 y 3, es valioso como presentación fenomenológica del problema. Afín con nuestro tema es también lo escrito por: DODDS, E. R., en Proclus. The Elements of Theology, 2» ed., 1963, PP. 310-313; GRANT, R. M., Le Dieu de premiers chrétiens, 1971 y LILLA, S., Clement of Alexandria. A. Study in Christian Platonism and Gnosticism, 1971. Véase nuestro art. en R.B. 165, 1977, 3, PP. 223-242.[]