corporales

«Ahora sé verdaderamente que Dios me ha enviado su ángel». Cuando Dios envía su ángel al alma, ella se vuelve realmente cognoscitiva. No fue en vano que Dios le encomendara la llave a San Pedro, porque «Pedro» quiere decir «conocimiento» (Cfr Mateo 16, 19); pues el conocimiento tiene la llave y abre y penetra y atraviesa y encuentra a Dios en su desnudez, y luego le dice a su compañera de juegos, la voluntad, qué es lo de que se ha posesionado por más que ya anteriormente haya tenido la voluntad (de hacerlo); porque busco lo que quiero. (El) conocimiento va a la cabeza. Es un príncipe y busca su reinado en lo más elevado y acendrado, y luego se lo pasa al alma y el alma se lo pasa a la naturaleza y la naturaleza a todos los sentidos CORPORALES. El alma, en su parte más elevada y acendrada, es tan noble que los maestros no saben encontrarle ningún nombre. La llaman «alma» en cuanto le otorga el ser al cuerpo. Ahora bien, dicen los maestros que luego del primer efluvio violento de la divinidad, allí donde el Hijo emana del Padre, el ángel está formado lo más inmediatamente a la imagen de Dios. Esto, bien es cierto: el alma está formada a la imagen de Dios en cuanto a su parte más elevada; pero el ángel es una imagen más aproximada a Dios. Todo cuanto hay en el ángel está formado a la imagen de Dios. Por eso, el ángel es enviado al alma para que la traiga de vuelta a la misma imagen según la cual él está formado; porque (el) conocimiento proviene de (la) igualdad. Pues bien, como el alma tiene la facultad de conocer todas las cosas, no descansa jamás hasta que se adentra en la imagen primigenia donde todas las cosas son uno, y allí descansa, es decir: en Dios. En Dios ninguna criatura es más noble que otra. 445 ECKHART: SERMONES: SERMÓN III 3

Existe una palabra enunciada: ésta es el ángel, el hombre y todas las criaturas. Además hay otra palabra, pensada y enunciada, mediante la cual se hace posible que yo me imagine algo. Mas hay todavía otra palabra no enunciada ni pensada y que nunca sale afuera, sino que se halla eternamente en Aquel que la dice; mora en el Padre que la dice en continuo acto de ser concebida y de permanecer adentro. El entendimiento siempre está actuando hacia dentro. Cuanto más sutil y cuanto más espiritual es una cosa, tanto más poderosamente obra hacia dentro; y cuanto más vigoroso y sutil es el entendimiento, tanto más le es unido y se une con él aquello que (el entendimiento) conoce. Mas no sucede lo mismo con las cosas CORPORALES; cuanto más vigorosas son, tanto más obran hacia fuera. (Pero) la bienaventuranza de Dios reside en el obrar-hacia-dentro del entendimiento, donde el «Verbo» permanece adentro. Ahí, el alma debe ser un «adverbio» y obrar una sola obra con Dios para recibir su bienaventuranza dentro del conocimiento flotante en sí mismo, ese mismo (conocimiento) donde Dios es bienaventuranza. 567 ECKHART: SERMONES: SERMÓN IX 3

Dice un maestro: Dios es la medida de todas las cosas, y un hombre, en cuanto alberga en su fuero íntimo una mayor parte de Dios, tanto más sabio, noble y mejor es que el otro. Tener más de Dios no es otra cosa que asemejarse más a Dios; cuanto más semejanza con Dios hay en nuestro interior, tanto más espirituales somos. Dice un maestro: Donde terminan los espíritus más bajos, allí comienzan las cosas CORPORALES más elevadas. Todo esto quiere decir: Como Dios es espíritu, por eso es más noble la cosa más insignificante que es espíritu, que lo más elevado que es corpóreo. En consecuencia, el alma es más noble que todas las cosas corpóreas por nobles que sean. El alma fue creada como en un punto entre (el) tiempo y (la) eternidad, tocando a ambos. Con las potencias más elevadas toca la eternidad, pero con las potencias inferiores, el tiempo. Mirad, de tal manera obra en el tiempo, no según el tiempo sino según la eternidad. Esto lo tiene de común con los ángeles. Dice un maestro: El espíritu es un trineo que lleva la vida a todos los miembros a causa de la gran unión que el alma tiene con el cuerpo. A pesar de que el espíritu sea racional y realice toda la obra que se efectúa en el cuerpo, no se debe decir: Mi alma conoce o hace esto o aquello, sino que hace falta expresar: Yo hago o conozco esto o aquello a causa de la gran unión que hay entre ambos; porque los dos juntos son un solo hombre. Si una piedra recogiera en sí el fuego, obraría de acuerdo con la potencia del fuego; mas, cuando el aire recoge en sí la luz del sol, no aparece ninguna luz fuera del aire (alumbrado). Ello se debe a la penetrabilidad que éste tiene para con la luz; aun cuando en una milla (de espacio) cabe más aire que en media (milla). Mirad, me atrevo a decir, y es verdad: Debido a la gran unión que tiene el alma con el cuerpo, el alma es tan perfecta en el miembro más insignificante como en todo el cuerpo. Con referencia a ello dice Agustín: Si (ya) es tan grande la unión existente entre cuerpo y alma, es mucho más grande la unión en la cual (el) espíritu se une con (el) espíritu. Mirad, por esta razón es «Señor» y «Espíritu», para que nos haga bienaventurados en la unión con Él. 1212 ECKHART: SERMONES: SERMÓN XLVII 3