Verdaderamente pobre en espíritu es aquel hombre que es capaz de prescindir de todo cuanto no es necesario. Por ello, quien estaba desnudo en su tonel, le dijo a ALEJANDRO MAGNO que dominaba todo el mundo: «Yo soy – así dijo – un señor mucho más grande que tú; pues he despreciado más, de lo que tú has conquistado. Lo que a ti te parece valiosa posesión, me resulta demasiado pequeño para (siquiera) despreciarlo». Quien puede prescindir de todas las cosas y no las necesita, es mucho más feliz que aquel que posee las cosas considerándolas necesarias. El mejor de todos es aquel hombre que puede prescindir de lo que no le hace falta. Por lo tanto: quien en grado máximo puede prescindir (de las cosas) y despreciarlas, ha dejado más que ningún otro. Parece una gran cosa cuando un hombre, por amor de Dios, reparte mil marcos en oro y edifica con su dinero muchas ermitas y conventos y da de comer a todos los pobres; esto sería una gran cosa. Pero sería mucho más feliz aquel que despreciara lo mismo por amor de Dios. Poseería un verdadero reino de los cielos aquel hombre que por amor de Dios sería capaz de renunciar a todas las cosas, sea cual fuera lo que Dios diera o no diera. ECKHART: TRATADOS PLÁTICAS INSTRUCTIVAS 23.
Alejandro Magno
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