João da Cruz: temor

4. En la tercera noche le dijo el ángel que conseguiría la bendición, que es Dios, el cual, mediante la segunda noche, que es fe, se va comunicando al alma tan secreta e íntimamente, que es otra noche para el alma, en tanto que se va haciendo la dicha comunicación muy más oscura que estotras, como luego diremos. Y pasada esta tercera noche, que es acabarse de hacer la comunicación de Dios en el espíritu, que se hace ordinariamente en gran tiniebla del alma, luego se sigue la unión con la esposa que es la sabiduría de Dios. Como tambien el ángel dijo a Tobías que, pasada la tercera noche, se juntaría con su esposa con temor del Señor; el cual temor de Dios cuando está perfecto, está perfecto el amor, que (es) cuando se hace la transformación por amor del alma (con Dios). LA SUBIDA DEL MONTE CARMELO LIBRO PRIMERO CAPÍTULO 2

5. Y para mortificar y apaciguar las cuatro pasiones naturales, que son gozo, esperanza, temor y dolor, de cuya concordia y pacificación salen estos y los demás bienes, es total remedio lo que se sigue, y de gran merecimiento y causa de grandes virtudes. 6. Procure siempre inclinarse: LA SUBIDA DEL MONTE CARMELO LIBRO PRIMERO CAPÍTULO 13

8. Pongamos ejemplo: conoce el demonio que la disposición de la tierra y aires y termino que lleva el sol, van de manera y en tal grado de disposición, que necesariamente, llegado tal tiempo, habrá llegado la disposición de estos elementos, según el termino que llevan, a inficionarse, y así a inficionar la gente con pestilencia, y en las partes que será más y en las que será menos. Ve aquí conocida la pestilencia en su causa. ¿Que mucho es que, revelando el demonio esto a una alma, diciendo: “De aquí a un año o medio habrá pestilencia”, que salga verdadero? Y es profecía del demonio. Por la misma manera puede conocer los temblores de la tierra, viendo que se van hinchiendo los senos de ella de aire, y decir: “En tal tiempo temblará la tierra”; lo cual es conocimiento natural; para el cual basta tener el ánimo libre de las pasiones del alma, según lo dice Boecio por estas palabras: Si vis claro lumine cernere verum, gaudia pelle, timorem spemque fugato, nec dolor adsit, esto es: Si quieres con claridad natural conocer las verdades, echa de ti el gozo y el temor, y la esperanza y el dolor. LA SUBIDA DEL MONTE CARMELO LIBRO SEGUNDO CAPÍTULO 21

3. Imperfecciones a cada paso las hay si pone la memoria en lo que oyó, vio, tocó, olió y gustó, etc.; en lo cual se le ha de pegar alguna afición, ahora de dolor, ahora de temor, ahora de odio, o de vana esperanza y vano gozo y vanagloria, etc.; que todas estas, por lo menos son imperfecciones, y, a veces, buenos pecados veniales, etc.; y en el alma pegan mucha impureza sutilísimamente, aunque sean los discursos y noticias acerca (de cosas) de Dios. LA SUBIDA DEL MONTE CARMELO LIBRO TERCERO CAPÍTULO 3

Estas afecciones o pasiones son cuatro, es a saber: gozo, esperanza, dolor y temor. Las cuales pasiones, poniendolas en obra de razón en orden a Dios, de manera que el alma no se goce sino de lo que es puramente honra y gloria de Dios, ni tenga esperanza de otra cosa, ni se duela sino de lo que a esto tocare, ni tema sino sólo a Dios, está claro que enderezan y guardan la fortaleza del alma y su habilidad para Dios. Porque cuanto más se gozare el alma en otra cosa que en Dios, tanto menos fuertemente se empleará su gozo en Dios; y cuanto más esperare otra cosa, tanto menos espera en Dios; y así de las demás. LA SUBIDA DEL MONTE CARMELO LIBRO TERCERO CAPÍTULO 16

Y es de saber que, al modo que una de ellas se fuere ordenando y poniendo en razón, de ese mismo modo se pondrán todas las demás, porque están tan aunadas y tan hermanadas entre sí estas cuatro pasiones del alma, que donde actualmente va la una, las otras tambien van virtualmente; y si la una se recoge actualmente, las otras tres virtualmente a la misma medida tambien se recogen. Porque, si la voluntad se goza de alguna cosa, consiguientemente, a esa misma medida, la ha de esperar, y virtualmente (va) allí incluido el dolor y temor acerca de ella; y a la medida que de ella va quitando el gusto, va tambien perdiendo el temor y dolor de ella y quitando la esperanza. LA SUBIDA DEL MONTE CARMELO LIBRO TERCERO CAPÍTULO 16

Porque la voluntad, con estas cuatro pasiones, es significada por aquella figura que vio Ezequiel (1, 8­9) de cuatro animales juntos en un cuerpo, que tenía cuatro haces y las alas del uno estaban asidas a las del otro, y cada uno iba delante su haz, y cuando iban adelante no volvían atrás. Y así, de tal manera estaban asidas las plumas de cada una de estas afecciones a las de cada una de esotras, que doquiera que actualmente llevaba la una su faz, esto es, su operación, necesariamente las otras han de caminar virtualmente con ella; y cuando se abajare la una, como allí dice, se han de abajar todas, y cuando se elevare, se elevarán. Donde fuere tu esperanza, irá tu gozo, y temor y dolor; y si se volviere, ellas se volverán, y así de las demás. LA SUBIDA DEL MONTE CARMELO LIBRO TERCERO CAPÍTULO 16

6. Donde has de advertir que dondequiera que fuere una pasión de estas, irá tambien toda el alma y la voluntad y las demás potencias, y vivirán todas cautivas en la tal pasión, y las demás tres pasiones en aquella estarán vivas para afligir al alma con sus prisiones y no la dejar volar a la libertad y descanso de la dulce contemplación y unión. Que, por eso, te dijo Boecio que, si querías con luz clara entender la verdad, echases de ti los gozos, y la esperanza, y temor, y dolor; porque, en cuanto estas pasiones reinan, no dejan estar al alma con la tranquilidad y paz que se requiere para la sabiduría que natural y sobrenaturalmente puede recibir. LA SUBIDA DEL MONTE CARMELO LIBRO TERCERO CAPÍTULO 16

Por lo cual debe tener recato y vivir con cuidado el que tuviere las tales partes, que no de causa a alguno, por su vana ostentación, que se aparte un punto de Dios su corazón. Porque estas gracias y dones de naturaleza son tan provocativas y ocasionadas, así al que las posee como al que las mira, que apenas hay quien se escape de algún lacillo y liga de su corazón en ellas. Donde, por este temor, habemos visto que muchas personas espirituales, que tenían algunas partes de estas, alcanzaron de Dios con oraciones que las desfigurase, por no ser causa y ocasión a sí o a otras personas de alguna afición o gozo vano. LA SUBIDA DEL MONTE CARMELO LIBRO TERCERO CAPÍTULO 21