Isidoro de Sevilha — Sobre os Anjos
Etimologías, San Isidoro de Sevilla, Tomo I, pág. 639, Editorial Católica, S.A., B.A.C. (visite ETIMOLOGÍAS DE SAN ISIDORO)
Sobre los ángeles
1. — Los “ángeles” reciben este nombre en griego; en hebreo se dice malakot; y en latín se traduce por “mensajeros”, porque transmiten a los pueblos la voluntad del Señor.
2. — El nombre de “ángeles” lo reciben de la función que desempeñan, no de su naturaleza: siempre son espíritus, pero, cuando son enviados a una misión, entonces se les llama ángeles.
3. — Precisamente la libertad de los pintores los representa con alas, para poner de manifiesto la rapidez en cumplir cuanto se les ordena, del mismo modo que en las fabulaciones de los poetas se dice que los vientos están dotados de alas, justamente por su velocidad. De ahí que diga la Sagrada Escritura (Sal 104, 3): “Aquél que camina sobre las alas de los vientos”.
4. — Las Sagradas Escrituras nos testimonian, además, que son nueve las categorías de los ángeles, a saber: ángeles, arcángeles, tronos, dominaciones, virtudes, principados, potestades, querubines y serafines. Vamos a ir exponiendo las funciones de cada uno a medida que vayamos explicando el porqué de sus nombre.
5. — Los ángeles reciben este nombre porque son enviados desde el cielo para anunciar mensajes a los hombres. Ângel es vocablo griego; en latín se dice “mensajero”.
6. — También a la lengua griega pertenece el nombre de arcángeles, que se traduce como “mensajeros principales”. Los que transmiten las noticias menores y de poca importancia, son los ángeles; los que comunican las transcendentales se conocen como arcángeles. Y se llaman arcángeles porque tienen la primacía entre los ángeles, ya que, en griego, archós es lo que en latín se traduce por”príncipe”. Y, en efecto, son los jefes y príncipes bajo cuyas órdenes se señalan los deberes que debe cumplir cada uno de los ángeles.
7. — Que los arcángeles ocupan un rango superior a los ángeles nos lo atestigua el profeta Zacarías cuando dice: “Y he aquí que el ángel que me hablaba iba a partir, y otro ángel salió a su encuentro y le dijo: “corre y dile al joven lo siguiente”: Jerusalén será habitada sin muros” (2, 3).
8. Si, en las funciones de los ángeles, los de rango superior no impartieran órdenes a los inferiores, en modo alguno se habría sabido por un ángel lo que el otro debía decirle al hombre.
9. — Algunos arcángeles son conocidos con nombres propios, para indicar por ese medio qué poder de actuación tienen.
10. — Así, el nombre hebreo Gabriel se traduce en nuestra lengua como “poderío de Dios”. Por eso, cuando el poderío y la omnipotencia divina se ponen de manifiesto, es enviado Gabriel.
11. — Y así, cuando llegó el tiempo en que iba a nacer el Señor y a triunfar sobre el mundo, se presentó Gabriel ante María para anunciarle el que se dignó venir en humildad para derrotar a los poderes invisibles.
12. — Miguel significa “quién como Dios”. Cuando acontece en el mundo algo de un poder portentoso, se envía a este arcángel. De su misma función le viene el nombre, ya que nadie mejor es capaz de poner de manifiesto lo que Dios puede hacer.
13. — Rafael significa “curación”, o “medicina de Dios”. Cuando es preciso sanar y curar, Dios envía a este arcángel. Y por eso es llamado “medicina de Dios”.
14. — Así, este arcángel, enviado al encuentro de Tobías, le curó los ojos y, librándolo de la ceguera, le devolvió la vista. Por lo que su nombre significa, se conoce también la misión del ángel.
15. — Uriel se traduce como “fuego de Dios”; y así leemos que el fuego apareció en la zarza; y leemos igualmente que el fuego fue enviado desde lo alto y cumplió lo que se le había ordenado.
16. — Los tronos, dominaciones, principados, potestades y virtudes, con los que el Apóstol completa toda la sociedad celestial, expresan los rangos y las dignidades de los ángeles; y, de acuerdo con esa misma distribución de sus funciones, unos se llaman tronos, otros dominaciones, otros principados y otros potestades, de manera que a cada uno se le distingue según una determinada dignidad.
17. — Las Virtudes angélicas llevan a cabo determinadas empresas, por las cuales se producen en el mundo prodigios y milagros. Y por eso se las denomina virtudes.
18. — Las Potestades tienen sometidos a los poderes adversos, y de ahí su nombre de potestades, porque mantienen bajo su control a los espíritus malignos, para que no hagan al mundo tanto mal como desean.
19. — Los Principados son los que están al frente de las milicias angélicas. Y porque organizan a los ángeles que tienen a sus órdenes para cumplir las órdenes divinas, han recibido tal nombre. Y es que unos son los que mandan y otros los que obedecen, según nos dice Daniel (7, 10): “Miles de miles le servían, y diez mil veces cien mil le asistían”.
20. — Las Dominaciones son las que están por encima de las virtudes y de los principados, y por “dominar” sobre todos los demás ejércitos angélicos reciben el nombre de dominaciones.
21. — Los tronos que en latín se dice “asientos” son también huestes angélicas. Y se llaman tronos porque ante ellos está sentado el Creador y al través de ellos se transmiten sus órdenes.
22. — Los Querubines son los que ostentan las más sublimes dignidades de los cielos y ministerios angélicos. Es una palabra hebrea que, en nuestra lengua, se traduce como “plétora de ciencia”. Son las jerarquías más elevadas de los ángeles, que, por ocupar un puesto más cercano a la sabiduría divina, están más llenos de ella que los demás; por ello se les denomina querubines, esto es “llenos de ciencia”.
23. — Están representados en aquellos dos animales de metal que se ven sobre el arca de la alianza, para poner de relieve la presencia de los ángeles, en medio de los cuales aparece Dios.
24. — Del mismo modo, Serafín es una multitud de ángeles, cuya traducción del hebreo al latín es “ardientes” o “incandescentes”. Y se los denomina “ardientes” porque entre ellos y Dios no existen más ángeles; por lo que, al hallarse tan próximos a él, están sobremanera inflamados por la claridad que irradia la luz divina.
25. — Estos velan el rostro y los pies de quien se encuentra sentado en el trono de Dios; y por ello el resto de los ángeles no alcanza a ver por completo la esencia de Dios por taparla los serafines.
26. — Ahora bien, estos nombres de las milicias angélicas pertenecen a cada una de las categorías, pero son también, en parte, comunes a todas ellas. Así, aunque los tronos designan en especial una categoría de ángeles que sirven de sede a Dios, dice el Salmista: (79, 2): “Aquél que se asienta sobre los Querubines”.
27. — Es decir, estas categorías de ángeles reciben unos nombres particulares, porque la función encomendada la desempeñan más plenamente en el estamento al que están asignados. Y aunque la misión sea común a todos, estos nombres vienen en realidad a asignar a cada uno su particular categoría.
28. — Como anteriormente se ha dicho, a cada uno de ellos se le ha fijado su propia misión, la que según sus méritos se les asignó en la creación del mundo. Que los ángeles se encuentran presidiendo lugares y hombres se pone de manifiesto en el profeta cuando hace decir a un ángel: “El príncipe del reino de los persas me opuso resistencia” (Dan 10, 13),
29. — lo cual evidencia que no hay lugar alguno que los ángeles no presidan. Están, asimismo, presentes en el patrocinio de todas las empresas.
30. — Esta es la jerarquía y gradación de los ángeles que, después de la caída de los malos, se mantuvieron en la pujanza celeste: después que cayeron los ángeles apóstatas, los que permanecieron fieles vieron afirmada la perpetuidad de su felicidad eterna. De aquí que se diga al comienzo de la creación del cielo (Gen 1, 6-8): “Hágase el firmamento, y el firmamento fue llamado cielo”,
31. — poniendo de manifiesto con ello que, después del hundimiento de los ángeles malos, los que se mantuvieron leales y firmes en la perseverancia eterna, no dejándose arrastrar por flaqueza alguna ni cayendo en la soberbia, sino permaneciendo fielmente en el amor y la contemplación de Dios, no poseen otra recompensa más dulce que aquel por quien fueron creados.
32. — Los dos serafines a los que se hace referencia en Isaías (6, 2) representan figuradamente al Antiguo y al Nuevo Testamento; cubren el rostro y los pies de Dios, porque desconocemos lo que hubo antes de la creación del mundo y tampoco podemos conocer lo que ocurrirá después del fin del mundo, sino que sólo contemplamos lo que acontece entre estos dos extremos.
33. — Cada uno porta seis alas, porque solamente conocemos en esta vida lo que se realizó en los seis días de la creación del mundo; y uno a otro le repite tres veces la palabra “santo”, lo cual pone de relieve la existencia, en un solo Dios, del misterio de la Trinidad.