O PEREGRINO QUERUBÍNICO — LIVRO I
EPIGRAMAS 231-240
I, 231: Los ricos amantes del mundo.
CRISTIANO, cuando pase una jarcia por el ojo de la aguja,
di que el rico ha volado al reino de los cielos.
I, 232: Señor, hágase tu voluntad.
LO que Dios oye de ti con más agrado,
es cuando dices de corazón: que su voluntad sea alabada.
I, 233: El eco de Dios.
MI amor y todas las cosas son el eco de Dios,
cuando Él me oye gritar: mi Dios y todas las cosas.
I, 234: Dios por Dios.
SEÑOR, si amas a mi alma, déjala abrazarte:
por mil dioses, no te abandonará jamás.
I, 235: Todo con Dios.
ADORO a Dios con Dios, desde Él y en Él:
Él es mi espíritu, mi verbo, mi salmo y todo mi poder.
I, 236: El espíritu nos representa.
DIOS se ama y se alaba a sí mismo, tanto como puede:
se arrodilla y se inclina, se adora a sí mismo.
I, 237: En el interior se ora bien.
HOMBRE, si quieres saber qué significa orar sinceramente,
entra en ti, y pregunta al Espíritu de Dios.
I, 238: La oración esencial.
QUIEN vive puro de corazón, y sigue la senda de Cristo,
adora esencialmente a Dios en sí mismo.
I, 239: A Dios se lo alaba en el silencio.
¿CREES, oh pobre hombre, que el griterío de tu boca
sea el canto de alabanza justo, para la silenciosa deidad?
I, 240: La oración silenciosa.
DIOS está de tal modo por doquier, que no se puede decir nada:
por eso, lo adoras mejor con el silencio.1
NOTAS: