Epigramas I 191-200

O PEREGRINO QUERUBÍNICO — LIVRO I

EPIGRAMAS 191-200

I, 191: Quien ha de contemplar a Dios, debe ser todo.
QUIEN no es él mismo todo, es aún muy diminuto
para verte a t
I, mi Dios, y para ver todas las cosas.

I, 192: Quién está en verdad deificado.
HOMBRE, sólo cuando has llegado a ser todas las cosas,
estás en el Verbo, y en el orden de los dioses.

I, 193: La criatura es en verdad en Dios.
LA criatura es más en Dios que en sí:
si perece, permanece no obstante en Él eternamente.

I, 194: ¿Qué eres tú frente a Dios?
HOMBRE, no te envanezcas de tus obras ante Dios,
pues la acción de todos los santos, es frente a Dios un juego.

I, 195: La luz perdura en el fuego.
LA luz da fuerza a todo: Dios mismo vive en la luz;
pero si Él no fuera el fuego, ella pronto perecería.

I, 196: El cántaro de maná y el arca espiritual.
HOMBRE, si es de oro tu corazón, y tu alma pura,
puedes ser también tú el arca, y el cántaro de maná.

I, 197: Dios hace ser perfecto.
QUE Dios sea todopoderoso, no lo cree aquél
que me deniega la perfección, como Él desea.

I, 198: El Verbo es como el fuego.
EL fuego castiga todas las cosas, y sin embargo no se mueve:
así es el Verbo eterno, que todo lo agita y eleva.

I, 199: Dios fuera de la criatura.
MARCHA, adonde no puedes; ve, donde no ves;
oye, donde nada suena ni se escucha, y estarás donde habla Dios.

I, 200: Dios no es nada (concerniente a la criatura).1
DIOS en verdad no es nada: y si es algo,
lo es sólo en mí, cuando me elige para Él.


NOTAS:


  1. Pensamiento muy audaz, de origen sin duda weigeliano, cf. Weigel: Del Lugar del Mundo, cap. XVII: «Aunque Dios no quiera nada en sí mismo, llega sólo a la voluntad en la criatura». Es posible que esta corriente de pensamiento haya llegado a Scheffler a través de Czepko: cf. la Sextilla de Czepko (citada por Ellinger, p. XXIX): «Dios no es Dios por sí; él es lo que es; sola, la criatura lo ha elegido Dios» No obstante, el pensamiento de Silesius se aparta de Weigel y de Czepko en un punto esencial: Dios se vuelve «algo» es decir determinación, voluntad, no por la primera creación, sino por la creación de la gracia, «eligiendo» al hombre; la posición de la «criatura» fuera de él mismo es reemplazada por su acto de amor por esta criatura: cambio característico de Silesius.