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Atlântida

(gr. Atlantis; in. Atlantis; fr. Atlantide; al. Atlantis; it. Atlantidé).

Segundo Timeu, de Platão, um sacerdote da deusa egípcia Sais teria narrado a Sólon a história da ilha Atlântida, situada além das Colunas de Hércules, história que se referia ao período anterior ao dilúvio universal. Nessa ilha havia uma grande monarquia que dominava a Líbia até o Egito e a Europa até a Etrúria. Essa monarquia procurou vencer e sujeitar também a então cidade de Atenas, que, todavia, combateu sozinha e conseguiu vencer os invasores, garantindo a liberdade de todos os que habitavam aquém das Colunas de Hércules. Mais tarde, a Atlântida afundou no mar e desapareceu, tornando impraticável e inexplorável o mar em que estava situada ( Tim., 24 ss.). A Nova Atlântida é uma obra póstuma de Bacon, publicada em 1627. É a descrição de uma sociedade em que a ciência, posta a serviço das necessidades humanas, descobriu ou vai descobrindo as técnicas para fazer o homem dominar o universo. A Nova Atlântida é, portanto, um paraíso da técnica, onde são levadas à perfeição as invenções e as descobertas de todo o mundo; tem o aspecto de um enorme laboratório experimental, em que os habitantes procuram “estender os confins do império humano a todas as coisas possíveis”. Os deuses tutelares da ilha são os grandes inventores de todos os países e as relíquias sagradas são os modelos das mais raras e importantes invenções. (Abbagnano)

IDADE DE OURO — Atlântida

René Guénon: Atlântida e Hiperbórea

Puede que M. le Cour tenga razón al distinguir una Atlántida meridional y una Atlántida septentrional, aunque las mismas no han debido estar primitivamente separadas; pero por ello no es menos verdad que la Atlántida septentrional en ella misma nada tenía de hiperboreana. Lo que complica mucho más la cuestión, lo reconocemos de buena gana, e que las mismas designaciones han sido aplicadas, con el correr de los tiempos, a regiones muy diversas, y no solamente a las localizaciones sucesivas del centro Tradicional Primordial, sino todavía a centros secundarios que procedían de aquel más o menos directamente. Hemos señalado esta dificultad en nuestro estudio sobre EL REY DEL MUNDO, donde, precisamente en la página misma a la cual se refiere M. le Cour, escribíamos esto: «Es menester distinguir la Tula atlante (el lugar de origen de los Toltecas, que estaba probablemente situada en la Atlántida septentrional) de la Tula hiperbórea; y es esta última la que, en realidad, representa el centro primero y supremo para el conjunto del Manvantara actual; es ella la que fue la «isla sagrada» por excelencia, y su situación era literalmente polar en el origen. Todas las demás «islas sagradas», que son designadas por todas partes con nombres de significación idéntica, no fueron más que imágenes de aquella; y esto se aplica inclusive al centro espiritual de la Tradición atlante, que no rige más que un ciclo histórico secundario, subordinado al Manvantara ]. Y agregábamos en nota: «Una enorme dificultad, para determinar el punto de juntura de la Tradición atlante con la Tradición hiperbórea, proviene de ciertas sustituciones de nombres que pueden dar lugar a múltiples confusiones; pero la cuestión, a pesar de todo, no es quizás enteramente insoluble».

Gurdjieff – philo:Atlantis

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