Origenes Vaso
Orígenes — DOS PRINCÍPIOS “Vaso de Honra” De Principiis III. 1,21
Pero si el lenguaje del apóstol supone una censura cuando dice: “¿Quién eres tú, para que alterques con Dios?” (Rm 9,19), nos enseña que quien tiene confianza en Dios, y es fiel, y ha vivido virtuosamente, no oirá las palabras: “¿Quién eres tú, para que alterques con Dios?”, sino que, como con Moisés, por ejemplo: “Moisés hablaba, y Dios le respondía en voz” (Ex 19,19), así Dios contesta a los santos también. Pero a quien no posee esta confianza, porque la ha perdido, o porque investiga estos asuntos no por amor al conocimiento, sino por un deseo de encontrar faltas, se le dice: “¿Quién eres tú, para buscar faltas a Dios?” ¿Porque, quién resistió su voluntad?“, el tal se habrá merecido el lenguaje de la censura que dice: “¿Quién eres tú, para que alterques con Dios?”
A quienes introducen naturalezas diferentes, y utilizan la declaración del apóstol para apoyar sus opiniones, se les debe dar la siguiente respuesta. Si mantienen que los que se pierden y los que se salvan son formados de la misma masa, y que el Creador de los que se salvan es también el Creador de los que se pierden, y si está bien que cree no sólo naturalezas espirituales, sino también terrenales (pues esto se deduce de su doctrina), es, sin embargo, posible que quien, como consecuencia de ciertos actos anteriores de justicia, sea hecho ahora un vaso de honor, pero quien (después) no actuó de manera similar, ni hizo cosas convenientes a un vaso de honor, fue convertido en otro mundo en un vaso de deshonor.
Por otra parte, es posible que quien, debido a causas más antiguas que las de la vida presente, sea aquí un vaso de deshonra, pueda, después de reformarse, convertirse en la nueva creación en un “vaso de honra, santificado y apto para el uso del Señor, preparado para toda buena obra”.
Y quizás los que ahora son israelitas, no habiendo vivido con la dignidad de sus antecesores, serán privados de su rango y cambiados, por decirlo así, de vasos de honra en vasos de deshonra; y muchos de los egipcios presentes e idumeos, que se acercan a Israel, cuando den fruto en abundancia, entrarán en la Iglesia del Señor, no siendo jamás considerados egipcios o idumeos, sino israelitas. Así, de acuerdo a esta visión, es debido a varios propósitos que algunos avancen de una condición mejor a otra peor, y otros de una peor a otra mejor, mientras que otros perseveran en su curso virtuoso, o ascienden de lo bueno a lo mejor; y otros, al contrario, permanecen en un curso de mal, o de malo se hace peor, según fluya su maldad.
