Bruyne Condições Psicológicas
Edgar de Bruyne — Estudos de Estética Medieval
VIDE: UNIDADE E DUALIDADE NO HOMEM
Las condiciones psicológicas A. Visión de conjunto
Se ha observado con frecuencia el carácter fluctuante de la terminología victorina. Sin duda, sobre todo en Ricardo, la prolijidad celta y la retórica de las escuelas abarrocan la expresión. Pero hay más. Hugo y Ricardo multiplican los puntos de vista de tal suerte que no basta yuxtaponer, como se ha hecho, las diferentes significaciones de los vocablos técnicos: hay que intentar reducirlos a tipos lógicamente justificados por el conjunto de la doctrina. Pues bien, nosotros creemos percibir cinco tipos que. a ejemplo del siglo XII, pondremos en relación con los números primeros.
La unidad representa evidentemente la unión de la persona y la conciencia humanas. Estando el hombre compuesto de cuerpo y alma, una doble función aparece inmediatamente, según que la conciencia se dirija hacia las cosas visibles de “fuera” o hacia las realidades invisibles de “dentro”. “Positus est in medio homo ut intus et foris sensum haberet. Intus ad invisibilia, foris ad visibilia. Intus per sensum rationis, foris per sensum carnis”. Cuando los Victorinos piensan sobre todo en la oposición fundamental entre homo exterior y homo interior, emplean indiferentemente para las funciones sensibles sensus, sensualitas, imaginatio, etc., y para las actividades superiores ratio, intelligentia, sensus intellectualis, etc.
Insisten por el contrario en oposiciones perfectamente claras cuando en el interior de la sensibilidad y del conocimiento espiritual hacen ciertas distinciones importantes para la mística y para la psicología general. Estas distinciones apuntan al número cuatro, comprendiendo la sensibilidad, el senjus y la imaginatio, y dividiéndose el espíritu en ratio e intelligentia. Tómense, por ejemplo, las dos últimas funciones: las oposiciones aparecen radicales, en cuanto al objeto . propio de cada una de estas operaciones, en cuanto a su modo de conocer y en cuanto a sus relaciones con las otras facultades.
Y, sin embargo, el cuerpo y el alma están unidos en la persona humana por un vínculo metafísico. ¿De qué naturaleza y cómo se traduce en la conciencia? ¿Qué actividad psíquica ni totalmente corporal ni totalmente espiritual le corresponde exactamente? Hugo responde explícitamente por una nueva facultad: afjectio imaginaria. Ricardo, menos claramente, por la imaginatio moderatrix: lo que eleva a cinco el número de las grandes funciones de la conciencia. Pero esta conciencia sintética en que se encuentran a la vez la sensibilidad y la razón, aun no siendo ciertamente conceptual, parece a veces confundirse con la conciencia puramente animal: de aquí surgen nuevas dificultades para la comprensión de ciertos términos como scnsualitas o imaginatio.
Finalmente, bajo la influencia del simbolismo trinitario y también porque la atención de los Victorinos se vierte sobre todo hacia la mística, muy frecuentemente las cuatro “facultades” principales se reducen a tres “ojos”, agrupándose las actividades sensibles en Hugo bajo el término de “sensus (corporeus) seu oculus carnis”, en Ricardo bajo el de la operación superior, “imaginatio”, manteniendo por lo demás ambos autores los otros dos ojos, “oculus rationis” y “oculus contemplationis”. Pero de esta división tripartita no es lícito, en modo alguno, deducir una psicología de tres facultades. Y aunque Ricardo habla de tres cielos, uno productor de todas las imágenes, otro creador de todos los conceptos, y el tercero más elevado, contemplador de todas las realidades divinas, se ve obligado a mencionar bajo el cielo inferior la esfera sublunar del sentido en que se recogen todas las percepciones“.
