Criação Única [OASI]

ANTONIO ORBE — Antropologia de São Irineu

Juntamente com a tradição das duas criações do homem, conhecia-se a de uma só: Gen 1,26s e Gen 2,7 eram somente aspectos de um mesmo drama.

San Teófilo de Antioquía ignora las dos creaciones. Resume con el término plasis la actividad de Gen 1,26, identificándolo con poesis. Indicio de que descubre en Gen 2,7 el cumplimiento de los designios de Gen 1,26; y en la plasmación el origen único del hombre, a imagen de Dios. A mayor abundamiento, escribe:

El cielo es obra de El, la tierra su hechura, el mar su creación, el hombre plasma e imagen suya.

Las breves noticias de Melitón de Sardes, recogidas en un largo fragmento de Orígenes1, apuntan la identidad entre el plasma y la imagen, juntando las dos menciones en una sola creación o plasis.

A diferencia de los autores partidarios de la doble creación, singularmente sensibles a la diferencia (esencial) entre la poiesis de Gen 1,26 y la plasis de Gen 2,7; y, en consecuencia, entre la alteza del hombre hecho a imagen de Dios y la ruindad del modelado del polvo de la tierra: los amigos de simplificar noticias, definiendo como plasis la genérica poiesis decretada por el Creador, resumen en el único individuo, corpóreo, hecho por Dios todos los elementos bíblicos. Sin reparo alguno, asignan al plasma una materia terrena vulgarísima, y juntamente la perfección de la forma ‘a imagen de Dios’.

A ninguno de ellos se les plantea el tema paulino de los dos hombres, interior y exterior. Jamás se les ocurre complicarlo con las dos noticias del Génesis. Todos admiten la distinción del Apóstol entre el hombre animal y el espiritual, entre el terreno y el celeste, entre el primer Adán y el segundo. Pero lejos de atribuir diferente origen (divino) a uno y a otro, asignando la creación del terreno a Gen 2,7 y la del celeste a Gen 1,26s, mantienen con perfecta lógica la unidad del primer Adán, hecho y plasmado a imagen del segundo, sin comprometerse a definir el origen de él.

Análoga actitud presentan frente al tema de la humana composición. San Hilario y San Ambrosio recurrían a las dos humanas creaciones para declarar el origen del alma, hecha a imagen de Dios, y del cuerpo, sacado del polvo. Los partidarios de la creación única atienden directamente al cuerpo, al plasma, hecho a imagen de Dios; olvidando, o dejando muy en segundo término, el origen del alma, que podrá ir vinculado a la plasis, mas no es plasis ni puede serlo.

La antítesis en lo angelológico es igualmente absoluta. Yendo la imagen de Dios unida al cuerpo humano, no hay lugar a referirla a un mundo noético, inmaterial, en que se confunda la esencia racional humana con la angélica. El anthropos esencial de la tradición filoniana, última de las obras divinas, queda al aire en medio de una creación de índole sensible. Mientras definido el hombre por el plasma, configurado según imagen de Dios, aparece como flor y nata del mundo corpóreo.


  1. Según Teodoreto, Quaest. XX in Genesin: PG 80,113A y PG 12.93AB: «Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. — Discutamos primero dónde reside lo ‘a imagen’: en el cuerpo o en el alma. Y veamos previamente los datos utilizados por quienes afirman lo primero. A éstos pertenece también Melitón, el cual nos dejó un escrito sobre que Dios es corpóreo». — Para el sentido de las líneas origenianas, véase Gregorianum 43 (1962) 456 n.35; 48 (1967) 793s. Cf. O. Perler, Méliton de Sardes. Sur la Taque (SCh 123) p.13 n.l.