confianza en Dios (Eckhart)

Mas el arrepentimiento divino es muy distinto. Tan pronto como el hombre siente un desagrado, se eleva en seguida hacia Dios y se afianza en una voluntad inquebrantable de dar por siempre la espalda a todos los pecados. Y al hacerlo se eleva hacia una gran confianza en Dios y adquiere una gran seguridad; y de ello proviene una alegría espiritual que sube al alma por encima de toda pena y aflicción, y la vincula firmemente con Dios. Pues, cuanto más débil se halle el hombre y cuanto más haya pecado, tanta más razón tiene para vincularse con Dios mediante un amor indiviso en el cual no hay ni pecado ni imperfección. El mejor escalón, pues, que se puede pisar, cuando se quiere ir hacia Dios con plena devoción, es (el siguiente): estar sin, pecado en virtud del arrepentimiento divino. ECKHART: TRATADOS PLÁTICAS INSTRUCTIVAS 13.

Al amor verdadero y perfecto hay que conocerlo por si uno tiene gran esperanza y confianza en Dios. Porque no existe nada mejor que la confianza para saber si se tiene un amor íntegro. Pues, cuando alguien ama grande y perfectamente a otro, se produce confianza; porque todo cuanto uno se anima a creer de Dios lo encuentra de veras en Él y (aún) mil veces más. Y así como un hombre nunca puede amar demasiado a Dios, tampoco puede confiar jamás demasiado en Él. Todo cuanto se haga, no es tan provechoso como (tener) una gran confianza en Dios. Nunca dejó de obrar grandes cosas con quienes alguna vez lograron tenerle una gran confianza. En todas estas personas ha demostrado claramente que esta confianza proviene del amor; pues (el) amor no sólo tiene confianza sino que posee también un saber genuino y una seguridad carente de dudas. ECKHART: TRATADOS PLÁTICAS INSTRUCTIVAS 14.

La segunda es la potencia tendente hacia arriba; su obra por excelencia es el tender hacia arriba. Así como es propio del ojo ver figuras y colores, y del oído oír dulces sonidos y voces, así es acción propia del alma tender ininterrumpidamente hacia arriba con esta potencia; mas, si mira a un lado, cae víctima del orgullo, lo cual es un pecado. No soporta que haya algo por encima de ella. Creo que ni siquiera puede soportar que Dios se encuentre por encima de ella; cuando Él no se halla dentro de ella, y cuando no las pasa tan bien como Él mismo, no puede descansar nunca. En esta potencia Dios es aprehendido dentro del alma en cuanto sea posible a la criatura, y en este sentido se habla de la esperanza que es también una virtud teologal. En ella, el alma tiene tan grande confianza en Dios que le parece que Dios no tiene nada en todo su ser que no le sea posible recibir. Dice el señor Salomón que «el agua hurtada es más dulce» que otra (Prov. 9, 17). Y afirma San Agustín: Me resultaban más dulces las peras que robaba que las que me compraba mi madre; justamente porque me estaban prohibidas y vedadas. Así también le resulta más dulce al alma esa gracia que ella conquista con especial sabiduría y empeño antes que aquella que es común a todo el mundo. ECKHART: SERMONES: SERMÓN XXXII 3