certidumbre

Es necesario librar al espíritu de toda divagación para impedir’ que éste sea perturbado por los pensamientos. Si falta esta libertad, será en vano la oración, y el espíritu divagará alrededor de los objetos; aparentará orar, mas su oración no se elevará hasta Dios. Si la oración no fuera pura y acompañada de la plena certidumbre de la fe, Dios no la recibirá. Pseudo Macario el Grande Homilías espirituales

Si el intelecto concibe, en esta moción, la menor duda o algún pensamiento impuro, incluso si recurre al santo nombre para rechazar el mal y no únicamente por amor de Dios, es necesario concluir que este consuelo, bajo su apariencia de alegría, viene del mentiroso. Esta alegría indecisa y desordenada es la del que viene para llevar el alma al adulterio. Cuando él ve el intelecto fuerte hundirse en esa experiencia sensible, por ciertos consuelos engañosos conduce al alma, para que, relajada por esta yana y cómoda dulzura, no reconozca la mezcla de mentira. Nosotros debemos discernir el espíritu de verdad del espíritu de mentira. Pues es imposible gustar íntimamente la bondad divina y experimentar conscientemente la amargura del demonio si no se tiene la certidumbre absoluta de que la gracia estableció su morada en lo profundo del intelecto, mientras que los espíritus malvados circulan alrededor de los miembros del corazón. Esto es lo que los demonios ocultan a los hombres a cualquier precio, a fin de que el intelecto, debidamente informado, no pueda precaverse contra ellos con el recuerdo de Dios. Diácodo de Fótice El ciclo copto de Macario el Grande

Muy a menudo nuestro intelecto soporta difícilmente la oración, a causa de la extrema limitación de la virtud de la oración; en cambio se entrega con alegría a la teología, dada la inmensidad de los espacios librados a la contemplación divina. Para impedirle que caiga en el deseo de hablar en exceso y no permitirle, en su alegría, volar más allá de sus posibilidades, apliquémonos más a menudo a la oración, a la salmodia, a la lectura de las santas Escrituras, sin desdeñar las investigaciones de los sabios cuyas palabras dan garantía de su fe. Haciendo esto no mezclaremos nuestras propias palabras en el lenguaje de la gracia y no dejaremos por vanagloria, que nuestro espíritu se comprometa en la agitación de una verbosidad excesiva. Por el contrario, en el momento de la contemplación, le mantendremos al abrigo de toda imaginación y acompañaremos con lágrimas casi todos nuestros pensamientos. El intelecto entonces, a la hora del retiro, descansado y penetrado sobre todo por la dulzura de la oración, no solamente escapará a todas las desviaciones, sino que se renovará cada vez más para entregarse a los pensamientos divinos prontamente y sin pena, al mismo tiempo que progresará en la contemplación en una disposición de muy humilde discernimiento. Es necesario saber, sin embargo, que existe una oración más allá de toda libertad: es la de aquellos que han sido colmados por la santa gracia en un sentimiento de certidumbre absoluta. Diácodo de Fótice El ciclo copto de Macario el Grande

Cuando el hombre comienza a progresar en la práctica de sus mandatos y a invocar incansablemente al Señor Jesús, entonces el fuego de la santa gracia gana los sentidos más externos del corazón consumiendo la cizaña de la tierra de los hombres con un sentimiento de certidumbre. En adelante, los ataques de los demonios no llegarán sino a distancia de estos parajes, casi sin herir, arañando apenas la parte apasionada del alma. Diácodo de Fótice El ciclo copto de Macario el Grande

¿Qué es la atención, cuáles son sus propiedades? Escuchadme bien. La atención es la señal de la penitencia cumplida; la atención es la llamada del alma, el odio hacia el mundo y el retorno a Dios. La atención es el despojamiento de las pasiones para revestir la virtud. La atención es la certidumbre indudable del perdón de los pecados. La atención es el principio de la contemplación, su base permanente. Gracias a ella, Dios se inclina sobre el espíritu para manifestarse a él. La atención es la ataraxia del espíritu, su fijación mediante la misericordia que Dios otorga al alma. La atención es la purificación de los pensamientos, el templo del recuerdo de Dios, el tesoro que permite soportar las pruebas. La atención es la auxiliar de la fe, la esperanza y la caridad. Sin la fe, no se soportarán las pruebas que vienen de afuera; aquel que no acepta las pruebas con alegría no puede decir al Señor: «Tú eres mi refugio y mi asilo» (Sal 3, 4). Y si no coloca su refugio en el muy Alto, no poseerá el amor en el fondo de su corazón”. Extracto de la vida de nuestro padre san Antonio Sobre el método respiratorio

La operación de la gracia es una virtud del fuego del Espíritu que se ejercita en el corazón con alegría, fortifica, templa y purifica el alma, suspende por un tiempo sus pensamientos y mortifica provisoriamente los movimientos del cuerpo. Los frutos y signos que testimonian su verdad son las lágrimas, la contrición, la humildad, la temperancia, el silencio, la paciencia, el retiro, y todo aquello que produce un sentimiento de plenitud y de certidumbre indudable. Gregorio el Sinaíta Acerca de la contemplación y la oración

A quienes ignoran la oración, les conviene, en gran medida, salmodiar y estar incesantemente en la multiplicidad sin detenerse hasta que su acción penosa los haya conducido a la contemplación, la oración espiritual que opera en ellos. Una es la acción del hesicasta, otra la del cenobita. El que permanezca fiel a su vocación será salvado… Aquel que practica la oración dando fe a lo que escucha y basándose en sus lecturas, se pierde, por falta de maestro… Si se quiere objetar que los santos Padres, o algunos modernos practicaron la salmodia ininterrumpida, responderemos, basándonos en el testimonio de la Escritura, que no todo es perfecto en todo, que el celo y las fuerzas tienen sus limites y que «aquello que parece pequeño a los grandes no es necesariamente pequeño, ni lo que parece grande a los pequeños es necesariamente perfecto». A los perfectos todo les resulta fácil. La razón de que no todos hayan sido activos es que no todos siguen el mismo camino o no lo siguen hasta el fin. Muchos han pasado de la vida activa a la contemplación, han cesado toda actividad, han celebrado el sabbat espiritual, se han regocijado en el Señor saciados con el alimento divino, incapaces de salmodiar o meditar en nada por efecto de la gracia. Han conocido el rapto y han alcanzado parcialmente, en signos, lo último deseable. Otros han muerto, ellos alcanzaron su salvación en la vida activa y han recibido su recompensa en el más allá. Otros, de los que una suave emanación ha manifestado post mortem la salvación, han obtenido, en la muerte, la certidumbre de la gracia del bautismo, la que poseían como todos los bautizados, pero en la cual el cautiverio y la ignorancia de su espíritu les habían imposibilitado participar místicamente cuando estaban vivos. Otros adquirieron renombre, a la vez por la oración y la salmodia, ricos de una gracia siempre en actividad y libres de todo obstáculo. Otros permanecieron hasta el fin ligados a la hesychia, hombres simples, satisfechos, con justa razón, de la oración que los unía a Dios cara a cara. Los perfectos «lo pueden todo en Cristo, que los fortifica». Gregorio el Sinaíta Cómo salmodiar

Las palabras «Señor Jesucristo, Hijo de Dios» conducen al espíritu, inmaterialmente, hacia aquel que ellas nombran. Por las palabras «tened piedad de mi» el espíritu vuelve sobre si mismo, como si no pudiera soportar la idea de no orar por sí mismo. Cuando haya progresado, por la experiencia, en el amor, se dirigirá únicamente hacia el Señor Jesucristo, pues tendrá la certidumbre evidente del perdón de sus pecados. Calixto e Ignacio Xantopoulos Método y regla detallada, inspirada por los santos, para uso de los que han elegido la vida hesicasta