Santo Antão — Advertências
ADVERTENCIAS SOBRE LA ÍNDOLE HUMANA Y LA VIDA BUENA (cont.)
A causa de su cuerpo, el hombre es mortal, pero por su intelecto y por su razón, es inmortal. Callando, comprendes; si has comprendido, hablas. En el silencio, el intelecto genera la palabra. Las palabras de agradecimiento ofrecidas a Dios, se convierten en salvación para el hombre.
El que dice cosas irrazonables, no tiene intelecto. Porque habla entender nada. ¡Atiende más bien a lo que debes hacer por la salvación de tu alma!
La razón unida al intelecto y útil para el alma es un don de Dios. Una razón llena de tonterías busca las medidas del Cielo y de la Tierra y sus distancias, el tamaño de Sol y de las estrellas, siendo todo ello una invención del hombre que persigue vanidades. En vano busca, en su desenfado, cosas inconducentes, como el que quiere recoger agua con un cedazo. No está al alcance de los hombres el conseguir tales cosas.
Nadie, al mirar al Cielo, puede comprender lo que hay allí, no siendo el hombre que se preocupa por conducir una vida virtuosa y comprende y glorifica a Aquel que todo lo ha hecho por la salvación y la vida del hombre. Un hombre así, un hombre noble, sabe con certeza que nada existe sin Dios. Dios, como ser infinito, está por doquier y en todas las cosas.
Así como el hombre sale del vientre materno, así el alma sale del cuerpo, desnuda. Ésta, pura y luminosa; aquélla con las manchas propias de sus fallas; esta otra, negra por sus muchas caídas. Por tanto, el alma razonable y amante de Dios, reflexionando y considerando las penas que le llegarán después de la muerte, regula su vida en la piedad, para que no sea condenada ni caiga en esas penas. Aquellos que no creen, los que viven despreciablemente y pecan, menospreciado las cosas del más allá, ¡son hombres con un alma insensata!
Así como una vez salido del vientre materno, te olvidas de lo que allí habita, así, una vez salido del cuerpo, no recuerdas lo que está en el cuerpo.
Así como una vez salido del vientre materno, tu cuerpo se fortalece y crece, así, una vez que has salido del cuerpo puro y sin mancha, serás más fuerte, incorruptible, y vivirás en el Cielo.
Así como, una vez que el cuerpo ha sido formado en el vientre, es necesario que nazca a la vida, del mismo modo una vez que el alma ha cumplido la norma establecida por Dios, es necesario que salga del cuerpo.
Así como tratas a tu alma mientras se encuentra en tu cuerpo, del mimo modo ella te tratará, una vez que ha salido de tu cuerpo. En efecto, el que aquí se ha servido de su cuerpo para estar bien y entregarse a la lujuria, se ha tratado mal a sí mismo para los momentos que siguen a su muerte. Puesto que, como un insensato, ha condenado su propia alma.
Así como el cuerpo que ha salido del vientre materno incompleto no puede crecer, del mismo modo, el alma que ha salido del cuerpo sin haber llevado a cabo el conocimiento (gnosis) de Dios mediante una vida buena, no puede ser salvada o unirse a Dios.