Alma del mundo

El Verbo se encarna en la Virgen –anima mundi, Substancia universal, Inmaculada Concepción– bajo la acción del Espíritu. «El Alma del mundo» es así reintegrada en la Unidad; ella es «asumida» por el Espíritu; es la Asunción de la Virgen. Así debe suceder en el alma del hombre cuando ha llegado a ser «virgen». Abbé Henri Stéphane: ALQUIMIA DE LA ORACIÓN