Dice el obispo Alberto que un hombre pobre es aquel que no se contenta con todas las cosas creadas jamás por Dios… y está bien dicho. Mas nosotros lo diremos mejor aún, concibiendo la pobreza en un sentido más elevado: un hombre pobre es aquel que no quiere nada y no sabe nada y no tiene nada. De estos tres puntos hablaremos ahora y os ruego por el amor de Dios que comprendáis esta verdad, si es que podéis (hacerlo); y si no la comprendéis, no os preocupéis, porque hablaré de una verdad tal que sólo unas pocas personas buenas habrán de comprenderla. ECKHART: SERMONES: SERMÓN LII 3