Orígenes — Contra Celso
Condición del cuerpo resucitado
Y era consecuente que todo lo que de Él se había profetizado (y en las profecías entra también su resurrección), lo que Él hizo y lo que le aconteció fuera coronado por este milagro señero. Efectivamente, en persona de Jesús, había predicho el profeta: “Mi carne descansará con confianza, porque no dejarás mi alma en los infiernos, y no permitirás que corrupción tu santo vea” (Ps. 15, 9-10). Por lo demás, después de su resurrección se hallaba Jesús en una especie de estado fronterizo entre la solidez del cuerpo antes de la pasión y la aparición de un alma desnuda del cuerpo. Así se explica que, estando reunidos los discípulos y Tomás con ellos, “vino Jesús, a puertas cerradas, se puso en medio de ellos y dijo: La paz sea con vosotros. Y luego dijo a Tomás: trae aquí tu dedo, etc.” (Jn. 20, 26-27). Y en el evangelio de Lucas, cuando Simón y Cleofás iban conversando entre sí sobre todo lo que les había acaecido, Jesús se les juntó en el camino. Y los ojos de ellos estaban cerrados para no reconocerlo; y Él les dijo: “¿Qué conversación es ésa que lleváis uno con otro mientras vais caminando?” Y cuando se les abrieron los ojos y lo reconocieron, dice literalmente la Escritura: “Y Él desapareció de su presencia” (Lc. 24, 31). Así, pues, aunque Celso se empeñe en equiparar otras apariciones y otros aparecidos con lo que se escribe de Jesús y de quienes lo vieron después de resucitado, todo el que inteligente y discretamente examine los hechos verá patente que se trata de algo más maravilloso.
*APARIÇÃO DE JESUS
*JESUS UNO MÚLTIPLO
*PRESENÇA DE JESUS
*DEUS DE ABRAÃO
*MANIFESTAÇÃO DE JESUS