A fe mía, si quieres transformar del todo tu pobreza, acude al abundante tesoro de toda la riqueza inconmensurable, así serás rico; pues debes abrigar en tu fuero íntimo la certidumbre de que sólo Él es el tesoro que te puede bastar y colmar. «Por lo tanto – dirás – quiero dirigirme hacia ti para que tu riqueza llene mi pobreza, y toda tu inconmensurabilidad colme mi vacío y tu ilimitada e inescrutable divinidad llene mi humanidad demasiado indigna y corrupta». TRATADOS PLÁTICAS INSTRUCTIVAS 20.
Para esto se presta, acaso, otro símil más: El sol brilla sin cesar; sin embargo, cuando hay una nube o niebla por entre nosotros y el sol, no percibimos el brillo. Igualmente, cuando la vista está enferma en sí misma y achacosa o nublada, el brillo no le resulta perceptible. Además, he expuesto en una que otra ocasión un símil bien evidente: Cuando un maestro hace una imagen de madera o de piedra, no hace que la imagen entre en la madera, sino que va sacando las astillas que tenían escondida y encubierta a la imagen; no le da nada a la madera, sino que le quita y expurga la cobertura y le saca el moho y entonces resplandece lo que yacía escondido por debajo. Éste es el tesoro que yacía escondido en el campo, según dice nuestro Señor en el Evangelio (Mateo 13, 44). TRATADOS DEL HOMBRE NOBLE 3
Si alguien me preguntara: ¿Por qué rezamos, por qué ayunamos, por qué hacemos todas nuestras obras, por qué somos bautizados, por qué se hizo hombre Dios, lo cual fue (el hecho) más sublime?, yo diría: A fin de que Dios naciera en el alma y el alma naciera en Dios. Por esta razón se escribió toda la Escritura, por ello creó Dios el mundo y toda la naturaleza angelical: para que Dios naciera en el alma y el alma naciera en Dios. La naturaleza de cualquier grano tiene el trigo por objeto, y la naturaleza de todo tesoro tiene el oro por objeto, y todo alumbramiento tiene el ser humano por objeto. Por ello dice un maestro: No se encuentra ningún animal que no tenga algo en común con el hombre. SERMONES: SERMÓN XXXVIII 3