Lulio Prudentia

Raimundo LulioFilosofia Moral
De la prudencia (sophrosyne — phronesis).
La prudencia (sophrosyne — phronesis) es aquella virtud por cuya razón los hombres sabios eligen aquello que es bueno (agathon), y evitan aquello que es malo (kakon), y aman más los mayores bienes que los menores, y temen más los mayores males que los menores. La prudencia (sophrosyne — phronesis) principalísimamente es de la parte del entendimiento (logistikon); porque como el olivo ingerido en el alcornoque atrae a su especie y naturaleza aquello que viene y procede del alcornoque, así el entendimiento habituado y vestido de la prudencia (sophrosyne — phronesis) atrae a sí y a su naturaleza aquello que viene debajo del hábito de la prudencia (sophrosyne — phronesis), bondad, grandeza, duración, etc. Por lo cual, de la manera que el fuego reina más fuertemente en la pimienta que los demás elementos, así el entendimiento reina más fuertemente en el hábito de la prudencia (sophrosyne — phronesis) que en las demás raíces del árbol. Y por eso la prudencia (sophrosyne — phronesis) crece más y se multiplica en el hábito (que el entendimiento toma) que en los hábitos que toman la memoria y voluntad. Y cuando se pierde el hábito y llega a la privación de él, tiene mayor culpa el entendimiento que la memoria y la voluntad; porque la prudencia (sophrosyne — phronesis) más participa con el entendimiento que con la memoria o voluntad. Ella ilumina por la experiencia (aisthesis) los objetos buenos y grandes a la voluntad y memoria; y por eso los hombres amigos de prudencia (sophrosyne — phronesis) inquieren las experiencias de las cosas que se pueden ver, imaginar, recordar, amar, y también oir, gustar y tocar. Y en este inquirimiento y pesquisa piensan mucho tiempo, hasta que la luz haya iluminado la memoria y voluntad, para que sea hecha la elección de aquella cosa que es buena para amar, “recordar y entender, o para aborrecer. Y en aquel tiempo la memoria ayuda a hacer la elección y juicio, en cuanto recuerda las semejanzas de las primeras naturalezas, y las desemenjanzas de ellas. Por lo cual la memoria dispone a la voluntad el recordar te amabilidad de las semejanzas y la aborrescibilidad de las desemejanzas, para que la voluntad se mueva a amar la semejanza de la bondad real y la semejanza de la grandeza real, y así de las demás; y que se mueva a aborrecer sus desemejanzas. Por esto, cuando el entendimiento y la memoria tienen concordancia para representar las semejanzas a la voluntad contra las malas semejanzas, la inclinan a amar la prudencia (sophrosyne — phronesis) y aborrecer sus contrarios; siendo así que el poder es mayor en el entendimiento y memoria que solamente en la voluntad. No obstante, algunas veces sucede que la memoria y el entendimiento representan a la voluntad! buenas semejanzas y malas, y la voluntad elige las malas y repele las buenas. Y esto es por cuanto el entendimiento y la memoria usan del menor poder y de la menor grandeza de la bondad, duración, virtud, y verdad, y que la memoria recuerda menores fines, y se olvida de los fines mayores.