Entre los ritos cristianos, o más precisamente los sacramentos que constituyen la parte más esencial, los que presentan la mayor similitud con los ritos de iniciación y que por consiguiente deben ser considerados como su «exteriorización», si han tenido efectivamente ese carácter en su origen, (NA: Al decir aquí ritos de iniciación, entendemos por ello los que tienen propiamente por finalidad la comunicación de la influencia iniciática; es evidente que fuera de estos, pueden existir otros ritos iniciáticos, es decir reservados a una élite que ya haya recibido la iniciación; así, por ejemplo, se puede pensar que la Eucaristía fue primitivamente un rito iniciático en este sentido, pero no un rito de iniciación.) son naturalmente, como ya lo hemos puesto de manifiesto, los que no pueden recibirse más que una sola vez, y ante todo el bautismo. Éste, por el cual el neófito era admitido en la comunidad cristiana y de alguna manera «incorporado» a ésta, debía evidentemente, en tanto que fue una organización iniciática, constituir la primera iniciación, es decir, el principio de los «misterios menores»; es además lo que indica claramente el carácter de «segundo nacimiento» que ha conservado, aunque con una aplicación diferente, al descender al dominio exotérico. Añadamos seguidamente, para no tener que volver sobre ello, que la confirmación parece haber marcado el acceso a un grado superior, y lo más verosímil es que éste correspondiese en principio al final de los «misterios menores»; en cuanto a la ordenación, que ahora da solamente la posibilidad de ejercer ciertas funciones, no puede ser más que la «exteriorización» de una iniciación sacerdotal, refiriéndose como tal a los «misterios mayores». 1277 ESOTERISMO CRISTIANO CRISTIANISMO E INICIACIÓN
Para darse cuenta que, en lo que se podría llamar el segundo estado del Cristianismo, los sacramentos no tienen ya ningún carácter iniciático y no son realmente más que ritos puramente exotéricos, es suficiente en suma considerar el caso del bautismo, puesto que todo el resto depende directamente de él. En el origen, a pesar del «oscurecimiento» del que hemos hablado, se sabe al menos que para conferir el bautismo se rodeaban de precauciones rigurosas y que aquellos que debían recibirlo eran sometidos a una larga preparación. Actualmente, ocurre de alguna manera todo lo contrario, y parece haberse hecho todo lo posible para facilitar al extremo la recepción de este sacramento, puesto que no solamente es dado a cualquiera indistintamente sino que no se pide ningún tipo de cualificación ni de preparación sino que incluso puede ser conferido válidamente por cualquier creyente, mientras que los demás sacramentos no pueden serlo más que por aquellos sacerdotes y obispos que ejercen una función ritual determinada. Estas facilidades, así como el hecho de que los niños sean bautizados lo más pronto posible después de su nacimiento, lo que excluye evidentemente la idea de cualquier preparación, no pueden explicarse más que por un cambio radical en la concepción misma del bautismo, cambio a partir del cual fue considerado como una condición indispensable para la «salvación» y que debía por consiguiente ser asegurado al mayor número posible de individuos, mientras que primitivamente se trataba de algo distinto. Esta forma de considerar las cosas según la cual la «salvación», que es el fin de todos los ritos exotéricos, está ligada necesariamente a la admisión en la Iglesia cristiana, no es en suma más que una consecuencia de esta especie de «exclusivismo» que es, inevitablemente, inherente al punto de vista de todo exoterismo como tal. No creemos útil insistir mas, pues está bastante claro que un rito que es conferido a los recién nacidos sin preocuparse de ninguna manera en determinar sus cualificaciones por algún medio, no podría tener el carácter y el valor de una iniciación, aun estando ésta reducida a ser simplemente virtual; vamos, por lo demás, a volver ahora mismo sobre la cuestión de la posibilidad de la subsistencia de una iniciación virtual por los sacramentos cristianos. 1278 ESOTERISMO CRISTIANO CRISTIANISMO E INICIACIÓN
Hay también inexactitudes de lenguaje que no son menos lamentables: así, el autor califica de «humanas» (NA: p. 411) las cosas que, al contrario, son esencialmente «supra-humanas», como lo es además todo lo que es de orden verdaderamente tradicional e iniciático. Del mismo modo, comete el error de llamar «adeptos» a los iniciados de cualquier grado, (NA: Los «Fieles de Amor» estaban divididos en siete grados (NA: p. 64); éstos son los siete escalones de la escalera iniciática, en correspondencia con los siete cielos planetarios y con las siete artes liberales. Las expresiones «terzo cielo» (NA: ciclo de Venus), «terzo loco» (NA: comparable con el término masónico del «tercer departamento») y «terzo grado» indican el tercer grado de la jerarquía, en el cual era recibido el saluto (NA: o la salute); este rito tenía lugar, parece ser, en la época de Todos los Santos, igual que las iniciaciones en la de Pascua, donde se sitúa la acción de la Divina Comedia (NA: PP. 185-186).) mientras que este nombre debe ser reservado rigurosamente al grado supremo; el abuso de esta palabra es particularmente interesante de destacar puesto que constituye de alguna manera una «marca»: hay un cierto número de errores que los «profanos» dejan raramente de cometer, y aquel es uno. Es necesario citar aún, a este respecto, el empleo continuo de palabras como «secta» y «sectario» que, para designar a una organización iniciática (NA: y no religiosa) y lo que se refiere a ella, son del todo impropias y verdaderamente desagradables; (NA: No es lo mismo, aunque algunos puedan pensarlo, que «jerga» (NA: gergo); que como ya lo indicamos (NA: Le Voile d’Isis, oct. 1928, p. 652), fue un término «técnico» antes de pasar al lenguaje vulgar en el que ha tomado un sentido peyorativo. Hacemos hincapié, en esta ocasión, en que la palabra «profano» también es tomada siempre por nosotros en su sentido técnico que, bien entendido, no tiene nada de injurioso.) y esto nos lleva directamente al más grave defecto que tenemos que constatar en la obra del Sr. Valli. 1316 ESOTERISMO CRISTIANO EL LENGUAJE SECRETO DE DANTE Y DE LOS «FIELES DE AMOR»
Dicho esto, algunas dificultades aparentes se encuentran de pronto resueltas, o mejor dicho, se percibe que son inexistentes y no es necesario preguntarse cuál es su situación respecto a la ortodoxia cristiana entendida en sentido ordinario, de una línea de transmisión fuera de la «sucesión apostólica» como la que se trata en algunas versiones de la leyenda del Grial; si se trata allí de una jerarquía iniciática, la jerarquía religiosa no podría de ninguna manera ser afectada por su existencia, que además no tiene por qué conocer «oficialmente», si se puede decir así, puesto que ella misma no ejerce jurisdicción legítima más que en el dominio exotérico. Igualmente, en tanto que se trata de una fórmula secreta en relación con algunos ritos hay, digámoslo francamente, una singular ingenuidad en preguntarse si la pérdida u omisión de esta fórmula no impide que la celebración de la misa pueda ser considerada como válida; la misa, tal como es, es un rito religioso, y allí se trata de un rito iniciático; cada uno vale en su orden, e incluso si uno y otro tienen en común un carácter «eucarístico», esto no cambia en nada esta distinción esencial, más que el hecho de que un mismo símbolo pueda ser interpretado a la vez desde ambos puntos de vista esotérico y exotérico no impide a éstos ser extremadamente distintos y referirse a dominios totalmente diferentes; sean cuales puedan ser a veces los parecidos exteriores, que se explican además por ciertas correspondencias, el alcance y el fin de los ritos iniciáticos son diferentes a los de los ritos religiosos. Con más razón, no hay que investigar si la fórmula misteriosa de que se trate no podría ser identificada con una fórmula en uso en tal o cual Iglesia que posea un ritual más o menos especial; en principio, mientras se trate de Iglesias ortodoxas, las variantes del ritual son del todo secundarias y no pueden influir de ningún modo sobre nada esencial; por consiguiente, esos diversos rituales nunca pueden ser algo diferente a rituales religiosos y como tales, son perfectamente equivalentes, no acercándose más la consideración de uno u otro al punto de vista iniciático; ¡cuántas investigaciones y discusiones inútiles se ahorrarían si estuvieran bien fijados ante todo los principios! 1392 ESOTERISMO CRISTIANO EL SANTO GRIAL