Nicoll Fé

Maurice Nicoll — A FLECHA NO ALVO
La Fe
La palabra traducida como fe en el Nuevo Testamento (pistis) significa algo más que creencia. Significa otra clase de pensamiento. Citemos un ejemplo de los Evangelios. En Mateo, XVI, 5-12, se dice:

“Y viniendo sus discípulos de la otra parte del lago, se habían olvidado de tomar pan. Y Jesús les dijo: Mirad y guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Y ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no tomamos pan. Y entendiéndolo Jesús les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tomasteis pan? ¿No entendéis aún ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántos cestos alzasteis? ¿Ni de los siete panes entre cuatro mil y cuántas espuertas tomasteis? ¿Cómo es que no entendéis que no por el pan os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos? Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura de pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.”

Se ve claro en este incidente que los discípulos interpretaron lo que les dijo Cristo en un sentido sensual, o sea conforme al significado literal de las palabras. Cristo les dijo que esto era señal de que tenían poca fe. No se trata de creer. Los discípulos podían haber creído mucho en el Cristo visible; sin embargo, tenían poca fe. ¿Qué significa esto? Que la fe es algo más que la creencia. En este caso fe significa entender a un nivel distinto del literal. El entendimiento literal no puede conectar con los significados que contiene la enseñanza de Cristo. Cristo no se refería a una levadura literal, sino a una levadura psicológica; no habló en un sentido sensual, sino psicológico. Sus palabras no tenían un significado sensual, sino un significado psicológico. La levadura a que se refirió no era una levadura literal, ni el pan era el mero pan; sino que se refirió a lo falso que contamina lo bueno. Los fariseos y los saduceos los llevamos siempre con nosotros. Los saduceos pueden compararse a los hombres de ciencia modernos. No creen que haya vida alguna después de la muerte. Tal es su falsa levadura. Los fariseos se pueden asemejar a las personas que viven de apariencias; a quienes, por así decirlo, les parece que lo importante es oír misa el domingo “para ser vistos de los hombres.” (Mateo, VI, 5.) Esa es su levadura. Se les estigmatizó llamándoles hipócritas, carentes de una creencia interior. Y es en este punto en el que Cristo conecta la falta de entendimiento psicológico de los discípulos y su consiguiente incapacidad para darse cuenta de lo que significa la pequenez de su fe. Dicho de otro modo, Cristo relaciona la capacidad de un entendimiento psicológico con el tener fe; el entendimiento literal lo conecta con la poca fe, o, según otras citas, con una ceguera completa, con una total falta o ausencia de fe y con la muerte interior. La fe es necesaria para abrir aquella parte de la mente que los sentidos no pueden abrir.

Volvamos ahora a algunos de los pasajes que tratan de la fe y de sus significados más elevados. Muchos son los que han creído en Cristo como en un milagro visible. Creyeron verlo sobre la base de las pruebas que les daban los sentidos. Pero en Hebreos, XI, 1, se dice que la fe es la substancia para poder creer en lo que no se ve. “La fe es el fundamento de lo que se espera y la prueba de lo que no se ve”. No sólo es una convicción de lo invisible, sino que constituye la base o nivel en que se puede alcanzar otro mundo de relación y de valores. Un mundo que está por sobre el mundo visible, y que es la causa del visible. De modo que el desconocido autor de esta epístola dice:

“La fe es la que nos hace comprender que el mundo ha sido formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible proviene de lo invisible” (Hebreos, XI, 3.)

En seguida describe cómo mediante la fe se hicieron ciertas cosas. Verdad es que en ningún punto de las Escrituras se define la fe de una manera exacta; sólo se definen sus efectos. Sin embargo, algo se dice sobre ella, como lo recién citado, para demostrar que tiene que ver con una percepción interna de escala. Si la fe hace que uno pueda percibir con la mente la existencia de un mundo invisible por encima del visible, y que es la causa del visible, bien puede decirse que uno percibe en términos de escala, o sea en términos de niveles superiores e inferiores. Cuando él centurión dijo que era hombre bajo la potestad de superiores en cuanto a autoridad, y que a su vez tenía él potestad sobre otros que le eran inferiores en rango, y agregó que debía de ser lo mismo con Cristo, estaba hablando en términos de escala. Significó que Cristo sólo tenía que dar la orden y su siervo sanaría. Al oír esto, Cristo exclamó que jamás había hallado a quien entendiese más acabadamente el significado de la fe. El relato es el de un centurión que envía mensajeros a Cristo para pedirle que sane a su siervo.

“Y Jesús fue con ellos. Mas como ya no estuviesen lejos de su casa, envió el centurión amigos a él, diciéndole: Señor, no te incomodes, que no soy digno de que entres debajo de mi tejado; por lo cual no me tuve por digno de venir a ti; re mas di la palabra y mi siervo será sano. Porque también yo soy hombre puesto en potestad, que tengo debajo de mí soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Lo cual oyendo Jesús se maravilló de él, y vuelto dijo a las gentes que le seguían: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y vueltos a casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo.” (Lucas, VII, 6-10)

Pero, volvamos a Hebreos. El autor dice: “…sin fe es imposible agradar a Dios.” (XI, 6.) Es imposible si falta la substancia, el fundamento de la fe, pues la fe es lo que hace posible que el hombre piense más allá de la evidencia de los sentidos; hace que se dé cuenta de que existe una escala invisible, y también posibilita el entendimiento psicológico. Darse cuenta de la escala es echar de ver que hay diferentes niveles de entendimiento. Una cosa es el significado literal, y otra muy distinta el significado psicológico o espiritual, aun cuando estas palabras indiquen una misma cosa. Por ejemplo, ya hemos visto cómo la palabra levadura que se emplea en el incidente ya citado indica dos niveles de entendimiento. Los discípulos lo captaron en el inferior y Cristo les dijo que esto era debido a su poca fe. Es que su pensamiento era sensual. Les era difícil pensar de una manera nueva y a otro nivel. Su pensamiento psicológico era tan débil justamente porque se apoyaban en los sentido y no en la fe. Tenemos, pues, que los sentidos y la fe indican dos maneras de pensar que no son opuestos, ni antagónicos, sino que corresponden a distintos niveles. Cuando no se tiene una percepción de niveles o de escala, las cosas se convierten en opuestos aun sin serlo. Y la mente del Hombre se divide en términos de “esto o lo otro”, lo que sólo conduce a una interminable confusión y a muchos enredos y miserias mentales. El autor de Hebreos dice aún más: “Porque para acercarse a Dios es preciso creer que existe y que recompensa a los que le buscan”. (XI, 6.) Al parecer, se indica que si tras de todas las cosas hay escala, y si el orden es la escala, y si poner las cosas en orden es arreglarlas conforme a una escala, entonces ha de existir lo que es superior y lo que es inferior. En toda cosa ha de haber un superior y un inferior. Quien no puede percibir la escala visible e invisible del modo que lo hizo el centurión, o sea mediante su entendimiento psicológico apoyado en su gran fe, quedará fuera de las intuiciones que únicamente puede abrir la fe misma en todas aquellas mentes que hasta ahora han permanecido dormidas en los sentidos y en el limitadísimo mundo que éstos revelan.