Linguagem Parábolas [MNNM]

Maurice Nicoll — O HOMEM NOVO

EL LENGUAJE DE LAS PARÁBOLAS

Todas las sagradas escrituras tienen un sentido interno y otro externo. Tras la literalidad de las palabras yace escondida otra gama de significados, otra forma de conocimientos. Según una de las más antiguas tradiciones, hubo una ¿poca en la que el hombre estaba en contacto con esos conocimientos y significados internos. Muchos de los relatos del Antiguo Testamento proporcionan un conocimiento diferente, tienen un significado muy distinto de aquel que se puede obtener leyéndolos al pie de la letra. Relatos como el del Arca de Noé, el del mayordomo y del panadero del Faraón, el de la Torre de Babel, el de Jacob y Esaú y el guisado de lentejas, y muchos otros más, tienen un significado psicológico interno que está muy lejos del nivel de un entendimiento literal. Y en los Evangelios la parábola se utiliza de la misma manera.

Muchas son las parábolas que se emplean en los Evangelios. Si las leemos al pie de la letra vemos que aparentemente se refieren a viñas, padres de familia, mayordomos, hijos dispendiosos, aceite, agua, vinagre, semillas, sembradores y tierra y muchas otras cosas. Pero éste es el nivel literal de su significado. Como ocurre con el lenguaje de todas las sagradas escrituras, el de las parábolas es difícil de comprender. Cuando se los lee de un modo textual, tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo están no sólo llenos de contradicciones, sino que inclusive encierran un sentido cruel y repulsivo.

Y es solamente natural que surjan estas preguntas: ¿por qué estas escrituras que llamamos sagradas están hechas en tal forma que conducen a un extravío? ¿Por qué razón no se explica su significado con toda claridad? Si el relato que informa que Jacob suplantó a Esaú, o el de la Torre de Babel, o el del Arca de Noé, construida de tres plantas y que navegó sobre las aguas del Diluvio, si ninguna de estas leyendas es verdaderamente cierta y más bien ocultan un significado por completo distinto, ¿por qué razón no se hace más evidente? ¿Por qué no se explica con claridad lo que significan? Y si aquel que estuviese acostumbrado a pensar de esta manera preguntase por qué el relato de la Creación en el Génesis (que por cierto no se puede tomar al pie de la letra) es algo tan completamente distinto de lo que dicen las palabras, bien podría llegar a la conclusión de que todas estas escrituras supuestamente sagradas no pasan de ser una especie de fraude perpetrado con deliberación contra la humanidad. Si todos estos relatos, alegorías, mitos, comparaciones y parábolas que contienen las sagradas escrituras significan alguna otra cosa, ¿por qué no se las puede declarar abiertamente, desde el comienzo mismo, de suerte que todos puedan entenderlas? ¿Por qué ha de estar todo tan velado? ¿Por qué tanto misterio, tanta oscuridad?

La idea subyacente en toda sagrada escritura, es la de proporcionar un sentido más elevado que el que pueden dar las meras palabras, y su verdad debe el hombre percibirla internamente. Esta interpretación más elevada, interna o esotérica que se vuelca en palabras e imágenes accesibles a los sentidos ordinarios sólo puede asirse mediante la comprensión, y es justamente en este punto donde surge la primera dificultad cuando se trata de proporcionarle al hombre un entendimiento superior. El entendimiento literal de un hombre no es necesariamente igual a su capacidad para captar un significado psicológico. Una cosa es captar de modo literal y otra entender psicológicamente. Tomemos algunos ejemplos. Uno de los mandamientos nos dice:

“No matarás”. Esto es literal. Pero su sentido psicológico es éste: “No matarás en tu corazón”. El primer significado es textual, el segundo es psicológico y, efectivamente, así se da en el Levítico. Luego, el mandamiento “no adulterarás” es literal, pero su significado psicológico es mucho más profundo y se refiere a la mezcla de doctrinas, a la mezcla de distintas enseñanzas. Por este motivo se dice a menudo que las gentes se prostituyeron al ir tras otros dioses, y cosas por el estilo. También tenemos que la interpretación textual del mandamiento “no robar” es obvio; mas su sentido psicológico es más profundo. Psicológicamente, “robar” significa pensar que uno hace las cosas de sí mismo mediante sus propios poderes, sin advertir que uno ni siquiera sabe lo que es, ni cómo piensa, ni cómo siente, ni tan sólo cómo se mueve. Es, por así decirlo, como si uno diese por sentadas muchas cosas, adjudicándoselas todas a sí mismo. Se refiere a una actitud. Pero si esto se le dijese a un hombre en forma directa, sencillamente no lo podría entender. De modo, pues, que el significado de estas cosas queda cubierto por un velo, porque de expresarlo literalmente nadie lo creería y todos pensarían que es una tontera. No sólo no se entendería la idea sino que, lo que es peor, se la estimaría ridícula. El conocimiento superior, el significado más alto parecería un desatino o se le entendería erradamente si cayese a un nivel corriente de entendimiento. Quedaría convertido en algo inútil y aun en algo peor. El sentido superior puede darse únicamente a quienes están ya muy cerca de captarlo bien. Esta es una de las razones por que todas las sagradas escrituras, o sea aquellas que están destinadas a proporcionar algo más que un sentido literal, tienen que velarse en una envoltura exterior. No se trata de que alguien quiera extraviar a las gentes, sino que se pretende evitar que este significado superior caiga donde no deba caer, o sea evitar que caiga en el sentido inferior porque resultaría que su sentido más fino, más elevado, quedaría destruido. Las gentes a veces imaginan que podrían entender cualquier cosa con tal que les sea dicha. Pero esto es un error. El desarrollo de la comprensión, del entendimiento, la percepción de las diferencias es un proceso muy largo. Todo el mundo sabe que a los niños no se les puede enseñar las verdades de la vida porque su entendimiento es muy pequeño. También es cosa muy sabida que hay aspectos de la vida ordinaria que no se pueden comprender sino luego de una larga preparación, como ocurre con algunas de las ramas de las ciencias. No, no basta que a uno le digan de qué se trata.

El propósito de todas las sagradas escrituras es el de transmitir un significado y un conocimiento superiores por medio del conocimiento ordinario y tomando este conocimiento como punto de partida. Las parábolas tienen un significado común y corriente. Su objetivo es proporcionar al hombre uno superior empleando términos de un significado inferior de un modo tal que el hombre pueda pensar por sí mismo. La parábola es un instrumento adecuado para este propósito. Puede llegarle y quedar en el hombre en su forma literal, o bien puede hacerle pensar por sí mismo. Le invita a que piense por sí mismo. Primero, el hombre piensa conforme a su nivel natural, a su nivel ordinario. Hasta cierto punto tiene que partir de este nivel para poder elevar su entendimiento. El hombre tiene que asir fuertemente lo que se le enseña, y tiene que asirlo de una manera natural antes de poder empezar. Pero la parábola tiene una interpretación que va mucho más allá de su sentido literal o natural. Es algo que se creo ex profeso para que caiga sobre el nivel ordinario de la mente y para que, sin embargo, trabaje en la mente elevando el nivel natural de entendimiento a grados más altos. Desde este punto de vista, la parábola es un transformador del entendimiento. Como podremos verlo más adelante, la parábola es también un medio de conexión entre los niveles inferior y superior del desarrollo del entendimiento y de la comprensión.