Templo

LITURGIATEMPLO

VIDE: Triplo Recinto

Evangelho de Jesus: Destruição do Templo

No Sermão I, há uma identificação entre o templo de Deus e a alma do ser humano. Como lembra um de seus tradutores para o francês, Gwendoline Jarczyk, esta identificação se reproduz em outros sermões. Por exemplo: Sermão IX e Sermão XXIV. [[Mestre Eckhart]

Segundo Fílon de Alexandria, em «A Explicação da lei» (Spec. Leg., I, 66), o Templo visível é a figura do Templo de Deus no sentido mais elevado e mais verdadeiro, que é o mundo inteiro. Ele tem como santuário a parte mais sagrada da natureza: o céu; como objetos consagrados, os astros; como sacerdotes, os anjos que estão ao serviço das suas potências, almas invisíveis.» [[René Alleau: A ciência do símbolo]

Para delimitar as regiões da extensão em relação a um onfalos secundário, recorria-se ao traçado essencial, ou sinal da cruz: em outros termos, copiava-se o procedimento fundamental adotado na ilha dos quatro mestres. Para tal, depois de se colocar no ponto desejado, um personagem qualificado cortava o espaço (raiz tem, donde temenos e templum), — no céu, sobre o solo e sob a terra —, por meio de duas linhas perpendiculares: o cardo latino (indo do norte ao sul) e o decumanus (de leste a oeste); o onfalos, situado no lugar da intercessão, era, para os latinos, o decussis. Na Irlanda, em Ushnag, centro, ou decussi, do país, se elevava uma pedra gigantesca, chamada umbigo da terra, e, também, pedra das porções (ail-na-meeran), porque indicava o lugar onde convergiam as linhas de separação entre os quatro reinos. — Notar que meeran provinha da mesma raiz que meros e Meru. — O reino do centro era designado pelo nome de Mide, ou Meath (forma anglicizada; celta medion, idêntico ao latim medius). A quadripartição cruciforme alcançava assim, como foi o caso em muitos países, a uma divisão quintúplice (o foro sagrado do entrecruzamento sendo considerado como uma região divina distinta). [[Pierre Gordon: Imagem do mundo na antiguidade]

7. Um santuário verdadeiro antes mesmo da vida futura, tal é o coração sem pensamentos no qual age o Espírito. Pois tudo que se faz e se diz nele é a obra do Espírito. Aquele que desde agora não adquiriu isso é uma pedra para as outras virtudes. Ele pode servir à edificação do templo de Deus. Mas não é o templo e aquele que celebra os mistérios do Espírito. [[Gregório do Sinai: 137 sentenças diversas]

Un gran escritor israelí de nuestros días, Elie Wiesel, ha puesto como epígrafe de Le Serment de Kolvillag1, uno de sus libros más conmovedores, esta cita del Talmud: «Si los pueblos y las naciones hubieran sabido el daño que se hacían a sí mismos destruyendo el templo de Jerusalém, habrían llorado más que los hijos de Israel». Estaba todavía meditando las resonancias lejanas de estas líneas cuando en una obra reciente2 encontraba este otro epígrafe, debido al historiador Ignaz von Döllinger: «Si se me preguntase por los dies nefastus de la historia del mundo, me vendría a la mente el 13 de octubre de 1307» (día de la detención masiva de Templarios franceses por orden de Felipe el Hermoso). Y algunas páginas más adelante, en la misma obra, se recuerda «una leyenda que tiene por marco el circo de Gavarnie, en los Pirineos, donde reposan en una capilla seis caballeros del Temple. Todos los años, en el aniversario del último gran maestre de la Orden, el 18 de marzo, se ve aparecer a un caballero del Temple llevando, en lugar de su mortaja, la célebre capa blanca con la cruz roja paté. Está en actitud de combate y con la lanza dispuesta. Se dirige a paso lento hacia el centro de la capilla y lanza una llamada desgarradora, cuyo eco resuena en el circo de las montañas: “¿Quién defenderá el santo Templo?3). ¿Quién liberará la tumba de Cristo?”. Al oír esta llamada, los seis Templarios enterrados cobran vida de nuevo y se levantan para responder por tres veces: “¡Nadie! ¡Nadie! ¡Nadie! El templo está destruido”»4.

El lamento de los sabios talmudistas y el clamor fúnebre que vibra en un circo de los Pirineos se hacen eco mutuamente, pues sitúan en el corazón de la historia del mundo la misma catástrofe: la destrucción del templo, del mismo templo. Sin embargo, se observa también en el curso de los siglos, oponiéndose a esta desesperanza, la tenacidad de un desafío permanente, la recurrencia de la imagen triunfal de la reconstrucción del templo, el advenimiento del nuevo templo que se amplifica hasta las dimensiones de una restauración cósmica. Las dos imágenes, destrucción y reconstrucción del templo, son inseparables una de otra. Se alimentan en la misma fuente para configurar una visión del mundo que en las dos dimensiones, horizontal y vertical, está dominada por la imagen del templo, Imago Templi, y que hace indisociables el destino de la ciudad-templo y el destino de la comunidad-templo en la persona de los caballeros Templarios. [[Henry Corbin – Corbin Imago Templi]

NOTAS: footnotearea


Ananda Coomaraswamy: Coomaraswamy Templo
Raimón Arola: Arola Templo
Luis Miguel Martinéz Otero: INICIACIÓN AL SIMBOLISMO — Otero Triplo Recinto



  1. Elie Wiesel, Le Serment de Kolvillag, Seuil, Paris, 1973, p. 6 

  2. P. Mariel, Guide… des Templiers, La Table Ronde, Paris, 1973, p. 7. 

  3. Téngase en cuenta que en francés una misma palabra (temple) designa los términos castellanos «templo» y «Temple», superponiéndose en ocasiones, ambos significados. (N. de los T. 

  4. lbid.,PP. 131-132.