Epigramas I 101-110

O PEREGRINO QUERUBÍNICO — LIVRO I

EPIGRAMAS 101 a 110

I, 101: Cristo.
¡OÍD el milagro! Cristo es el cordero y también el pastor,
cuando Dios nace hombre en mi alma.

I, 102: La crisopeya espiritual.
EL plomo se vuelve oro, el azar caduca,
cuando con Dios soy transmutado en Dios por Dios.

I, 103: Sobre la misma.
YO mismo soy el metal, el Espíritu es fuego y hogar,
el Mesías la tintura, que transfigura cuerpo y alma.

I, 104: También sobre la misma.
TAN pronto como puedo estar fundido por el fuego de Dios,
tan pronto me imprime Dios su propia esencia.

I, 105: La imagen de Dios.
YO porto la imagen de Dios: si Él quiere contemplarse,
esto puede acaecer sólo en mí, y en lo que se me asemeja.

I, 106: Uno es en el otro.
YO no soy fuera de Dios, ni Dios fuera de mí,
yo soy su brillo y su luz, y Él es mi ornamento.

I, 107: Todo está aún en Dios.
SI es que la criatura se ha derramado de Dios:
¿cómo la mantiene Él aún entonces, encerrada en su seno?

I, 108: La rosa.
LA rosa, que ve aquí tu ojo exterior,
ha florecido así desde la eternidad en Dios.(Nota)
(Nota) idealiter.

I, 109: Las criaturas.
PUESTO que las criaturas perduran en la Palabra de Dios:
¿cómo pueden jamás perderse y perecer?

I, 110: La búsqueda de la criatura.
DESDE su primer principio, y aún hasta hoy,
nada busca la criatura, sino la paz de su Creador.