MESTRE ECKHART — SERMÕES — SERMÃO VII
ES9<=SERMÃO X — IN DIEBUS SUIS PLACUIT DEO ET INVENTUS EST IUSTUS=>ES11
ANAME()ES10-1ANAMEEsta palabra que acabo de pronunciar en latín, está escrita en la Epístola y se la puede referir a un santo confesor, y esta palabra reza en lengua vulgar: «En sus días se comprobó que era justo en su interior, en sus días fue agradable a Dios» ( Eclesiástico 44, 16 y 17 ). Encontró la justicia en su interior. Mi cuerpo se halla más en mi alma de lo que mi alma se halla en mi cuerpo. Mi cuerpo y mi alma se encuentran más en Dios de lo que están en sí mismos; y esto es justicia: la causa de todas las cosas en la verdad. Según dice San Agustín: Dios se halla más cerca del alma de lo que ella se encuentra con respecto a sí misma. La proximidad de Dios y el alma no conoce, por cierto, diferencia ( entre ambos ). Él mismo conocimiento en el cual Dios se conoce a sí mismo, es el conocimiento de cualquier espíritu desasido y no ( es ) otro. El alma toma su ser inmediatamente de Dios; por ello Dios está más cerca del alma que se halla ella con respecto a sí misma; por ende, Dios se encuentra en el fondo del alma con su entera divinidad.
ANAME()ES10-2ANAMEResulta que un maestro pregunta si la luz divina entra fluyendo en las potencias del alma con la misma pureza que tiene en el ser ( del alma ), ya que ésta tiene su ser inmediatamente de Dios y las potencias fluyen inmediatamente del ser del alma. ( La ) luz divina es demasiado noble como para poder tener cualquier relación con las potencias; porque a todo cuanto toca y es tocado, Dios le resulta alejado y extraño. Y de ahí que las potencias, porque son tocadas y tocan, pierden su virginidad. ( La ) luz divina no puede alumbrar en ellas; pero es posible que se hagan susceptibles mediante el ejercicio y la purificación. A este respecto dice otro maestro que se les da a las potencias una luz que se asemeja a la ( luz ) interior. Se asemeja, es cierto, a la luz interior, pero no es la luz interior. Resulta pues, que esta luz les produce a ellas ( las potencias ) una impresión de modo que llegan a ser susceptibles de la luz interior. Otro maestro dice que todas las potencias del alma que actúan en el cuerpo, mueren con el cuerpo a excepción del conocimiento y de la voluntad: sólo éstos le quedan al alma. ( Aun ) cuando mueren las potencias que actúan en el cuerpo, ellas permanecen intactas en su raíz.
ANAME()ES10-3ANAMEDijo San Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y ya nos basta» ( Juan 14, 8 ). Resulta que nadie llega al Padre sino por el Hijo ( Cfr. Juan 14, 6 ). Quien ve al Padre, ve al Hijo ( Cfr. Juan 14, 9 ), y el Espíritu Santo es el amor de ambos. El alma es tan simple en sí misma que ella, en todo momento, no puede percibir sino una sola imagen. Cuando percibe la imagen de la piedra, no percibe la imagen del ángel, y cuando percibe la imagen del ángel, no percibe ninguna otra; y la misma imagen que percibe, la tiene que amar también en su estar-presente. Si percibiera a mil ángeles sería lo mismo que a dos ángeles y, sin embargo, no percibiría nada más que a uno solo. Pues bien, el hombre debe unirse en sí mismo para ser «uno». Dice San Pablo: «Si estáis librados de vuestros pecados, os habéis convertido en siervos de Dios» ( Romanos 6, 22 ). El Hijo unigénito nos ha librado de nuestros pecados. Pero Nuestro Señor dice con mucho más acierto que San Pablo: «No os he llamado siervos, sino que os he llamado amigos míos». «El siervo no conoce la voluntad de su señor», pero el amigo sabe todo cuanto sabe el amigo. «Todo cuanto he escuchado de mi Padre, os lo he dado a conocer» ( Juan 15, 15 ), y todo cuanto sabe mi Padre, lo sé yo y todo cuanto yo sé, lo sabéis vosotros; porque yo y mi Padre tenemos un solo Espíritu. El hombre, pues, que sabe todo cuanto sabe Dios, es un hombre sabedor de Dios. Este hombre aprehende a Dios en su propio ser y en su propia unidad y en su propia presencia y en su propia verdad; con semejante hombre las cosas andan muy bien. Pero el hombre que no está acostumbrado para nada a las cosas interiores, no sabe lo que es Dios. Es como una persona que tiene vino en su bodega, pero no lo ha bebido ni catado, y luego no sabe que es rico. Lo mismo sucede con la gente que vive en ( la ) ignorancia: ignoran lo que es Dios y, sin embargo, creen y se imaginan que viven. Semejante saber no proviene de Dios. El hombre debe tener un saber puro ( y ) claro de la verdad divina. En aquel hombre que emprende todas sus obras con recta intención, Dios es el principio de su intención, y su intención ( convertida ) en obra es Él mismo y es de naturaleza puramente divina y se acaba en la naturaleza divina en Él mismo.
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ANAME()ES10-4ANAMEAhora bien, un maestro dice que no existe ningún hombre tan bobo que no aspire a ( la ) sabiduría. Pero entonces ¿por qué no llegamos a ser sabios? Para eso se necesita mucho. Lo más importante es que el hombre deba atravesar todas las cosas e ir más allá de ellas y de su causa, y luego, esto comienza a molestar al hombre. En consecuencia, el hombre persevera en su insignificancia. Si soy un hombre rico, no soy sabio gracias a ello; pero si está configurada dentro de mí la esencia de la sabiduría y la naturaleza de ésta y si soy la sabiduría misma, entonces soy un hombre sabio.
ANAME()ES10-5ANAMECierto día, en un convento, dije ( lo siguiente ): La imagen verdadera del alma es aquella en la cual no se presenta ninguna copia de nada ni se configura cosa alguna fuera de Dios mismo. El alma tiene dos ojos, uno interior y otro exterior. El ojo interior del alma es aquel que mira adentro del ser y recibe su ser de Dios en forma completamente inmediata: ésta es la obra propia de él. El ojo exterior del alma es aquel que está dirigido hacia todas las criaturas percibiéndolas en forma de imagen y de acuerdo con su ( propia ) potencia. Pero aquel hombre que se ha vuelto hacia su propio interior de modo que conoce a Dios con el propio sabor y en el propio fondo de Él, semejante hombre ha sido liberado de todas las cosas creadas y está encerrado en sí mismo con el verdadero cerrador de la verdad. Según dije una vez, que Nuestro Señor en el día de Pascua de Resurrección vino a ver a sus discípulos con las puertas cerradas, así ( sucede ) también con ese hombre librado de toda extrañeza y de toda criaturidad: en tal hombre no entra Dios: ya se halla adentro en su esencia.
«En sus días fue agradable a Dios.»
ANAME()ES10-6ANAMECuando se dice «en sus días» se trata de más de un solo día: ( a saber ) el día del alma y el día de Dios. Los días que transcurrieron hace seis o siete días, y los días que fueron hace seis mil años, se hallan tan cerca del día de hoy como el día que fue ayer. ¿Por qué? Porque el tiempo existe en un «ahora» presente. Debido a que el cielo gira, se hace de día a causa de la primera revolución del cielo. Ahí se da en un «ahora» el día del alma, y a la luz natural de ésta, dentro de la cual se hallan todas las cosas, hay un día entero; ahí el día y la noche son una sola cosa. El día de Dios, ( en cambio ), es allí donde el alma se mantiene en el día de la eternidad, en un «ahora» esencial, y allí el Padre engendra a su Hijo unigénito en un «ahora» presente y el alma renace en Dios. Cuantas veces se realiza este nacimiento, tantas veces da a luz al Hijo unigénito. Por eso hay una cantidad mucho mayor de hijos nacidos de una virgen que de hijos dados a luz por una mujer, porque aquéllas dan a luz más allá del tiempo en la eternidad. ( Cfr. Is. 54, 1 ). Pero por numerosos que sean los hijos que el alma dé a luz en la eternidad, no hay más que un solo Hijo, ya que esto sucede más allá del tiempo en el día de la eternidad.
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ANAME()ES10-7ANAMEAhora bien, va por muy buen camino el hombre que lleva una vida virtuosa, pues -según dije hace ocho días- las virtudes se hallan en el corazón de Dios. Quien vive y obra virtuosamente, ( este hombre ) va por buen camino. Quien no busca nada de lo suyo en ninguna cosa, ni en Dios ni en las criaturas, éste permanece en Dios y Dios permanece en él. A semejante hombre le resulta placentero dejar y despreciar todas las cosas y le da placer realizar todas las cosas con miras a la máxima perfección de ellas. Dice San Juan: «Deus caritas est», «Dios es amor» y el amor es Dios;«y quien vive en el amor, permanece en Dios y Dios en él» ( 1 Juan 4, 16 ). Quien permanece en Dios, se ha instalado en buena vivienda y es heredero de Dios, y en quien permanece Dios, tiene consigo dignos convecinos. Ahora bien, dice un maestro que Dios le da al alma un don por el cual el alma es movida hacia las cosas interiores. Dice un maestro que el alma es tocada, inmediatamente, por el Espíritu Santo, pues con el amor con el que Dios se ama a sí mismo, con este amor me ama a mí y el alma ama a Dios con el mismo amor con que Él se ama a sí mismo; y si no existiera este amor con el cual Dios ama al alma, tampoco existiría el Espíritu Santo. Se trata de un ardor y un florecimiento hacia fuera del Espíritu Santo mediante los cuales el alma ama a Dios.
ANAME()ES10-8ANAMEAhora bien, escribe uno de los evangelistas «Éste es mi Hijo amado en el que tengo mi complacencia» ( Cfr. Marcos 1, 11 ). Mas, el otro evangelista escribe: «Éste es mi Hijo amado en el que me complacen todas las cosas» ( Cfr. Lucas 3, 22; variante «complacuit» ). Y ahora resulta que el tercer evangelista escribe: «Éste es mi Hijo amado en el que me complazco yo mismo» ( Mateo 3, 17 ). Todo cuanto agrada a Dios, le agrada en su Hijo unigénito; todo cuanto ama Dios, lo ama en su Hijo unigénito. Resulta que el hombre debe vivir de tal modo que sea uno con el Hijo unigénito y que sea el Hijo unigénito. Entre el Hijo unigénito y el alma no hay diferencia. Entre el siervo y el amo nunca surge un amor igual. Mientras soy siervo, estoy muy alejado del Hijo unigénito y le soy muy desigual. Si quisiera mirar a Dios con mis ojos, estos ojos con los que miro el color, procedería muy mal porque ( esta visión ) es temporal porque todo cuanto es temporal, se halla alejado de Dios y le es ajeno. Si uno toma el tiempo y si sólo lo toma en el mínimo, ( o sea el ) «ahora», sigue siendo tiempo y se mantiene en sí mismo. El hombre, en tanto tiene tiempo y espacio y número y multiplicidad y cantidad, anda muy equivocado y Dios le resulta alejado y ajeno. Por eso dice Nuestro Señor: «Si alguien quiere llegar a ser mi discípulo, debe renunciar a sí mismo» ( Cfr. Lucas 9, 23 ); nadie puede escuchar mi palabra ni mi doctrina a no ser que haya renunciado a sí mismo. Todas las criaturas en sí mismas son ( la ) nada. Por eso he dicho: Abandonad ( la ) nada y aprehended un ser perfecto donde la voluntad es recta. Quien ha renunciado a su entera voluntad, éste saborea mi doctrina y escucha mi palabra. Ahora bien, dice un maestro que todas las criaturas toman su ser inmediatamente de Dios; por eso les sucede a las criaturas que ellas, de acuerdo con su naturaleza verdadera, amen más a Dios que a sí mismas. Si el espíritu llegara a conocer su puro desasimiento, ya no sería capaz de inclinarse hacia ninguna cosa, tendría que permanecer en su puro desasimiento. Por eso se dice: «Le fue agradable en sus días».
ANAME()ES10-9ANAMEEl día del alma y el día de Dios se distinguen ( uno de otro ). Donde el alma se halla en su día natural, allí conoce todas las cosas por encima del tiempo y del espacio; ninguna cosa le resulta ni alejada ni cercana. Por eso he afirmado que en dicho día todas las cosas son igualmente nobles. Alguna vez dije que Dios crea el mundo ( en el eterno ) «ahora» y todas las cosas son igualmente nobles en ese día. Si dijéramos que Dios creó el mundo ayer o ( lo haría ) mañana, procederíamos tontamente. Dios crea el mundo y todas las cosas en un «ahora» presente; y el tiempo que pasó hace mil años, se halla tan presente y tan cerca de Dios como el tiempo que pasa actualmente. En el alma que se mantiene en un «ahora» presente, el Padre engendra a su Hijo unigénito, y en este mismo nacimiento el alma renace en Dios. Éste es un solo nacimiento: tantas veces como ella ( =el alma ) renace en Dios, tantas veces el Padre engendra en ella a su Hijo unigénito.
ANAME()ES10-10ANAMEHe hablado de una potencia ( =el entendimiento ) en el alma; en su primer efluvio violento esa potencia no aprehende a Dios en cuanto es bueno, tampoco lo aprehende en cuanto es verdad: ella penetra hasta el fondo y sigue buscando y aprehende a Dios en su unidad y en su desierto; aprehende a Dios en su yermo y en su propio fondo. De ahí que nada la puede satisfacer; ella sigue buscando qué es lo que es Dios en su divinidad y en la propiedad de su propia naturaleza. Ahora bien, dicen que no hay unión mayor que el hecho de que las tres personas sean un solo Dios. Luego -así dicen- no hay ninguna unión mayor que la ( existente ) entre Dios y el alma. Cuando sucede que el alma recibe un beso de la divinidad, se yergue llena de perfección y bienaventuranza; entonces es abrazada por la unidad. En el primer toque con el cual Dios ha tocado y toca al alma en su carácter de no-creada y no creable, allí el alma es -en cuanto al toque de Dios- tan noble como Dios mismo. Dios la toca según ( es ) Él mismo. Alguna vez prediqué en latín -y esto fue en el día de la Trinidad-, entonces dije: La diferenciación proviene de la unidad, ( me refiero a ) la diferenciación en la Trinidad. La unidad es la diferenciación, y la diferenciación es la unidad. Cuanto mayor es la diferenciación, tanto mayor es la unidad, pues es diferenciación sin diferencia. Si hubiera mil personas, sin embargo, no habría nada más que unidad. Cuando Dios mira a la criatura, le da su ser ( de criatura ); cuando la criatura mira a Dios, recibe su ser ( de criatura ). El alma tiene un ser racional, cognoscitivo; por eso: allí donde se halla Dios, se halla el alma, y donde se halla el alma, allí se halla Dios.
ANAME()ES10-11ANAMEAhora bien, se dice: «Fue hallado en su interior». «Interior» es aquello que vive en el fondo del alma, en lo más íntimo del alma, en ( el ) entendimiento, y que no sale ni mira a ninguna cosa. Allí todas las potencias del alma son igualmente nobles; allí «fue hallado justo en su interior». Justo es aquello que es igual en el amor y en el sufrimiento y en la amargura y en la dulzura, ( justo es ) aquel a quien no lo estorba ninguna cosa para hallarse ( como ) uno en la justicia. El hombre justo es uno con Dios. ( La ) igualdad es amada. ( El ) amor siempre ama a lo igual; por eso, Dios ama al hombre justo como igual a Él mismo.
Que nos ayuden el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo para que nos hallemos en el interior, en el día y en el tiempo del entendimiento, y en el día de la sabiduría y en el día de la justicia y en el día de la bienaventuranza. Amén.