Devotio Moderna Oração

Jesús Alvarez Gómez — Devotio Moderna
Excertos de HISTORIA DE LA VIDA RELIGIOSA III
Oração metódica
Es, junto con la afectividad, la nota más distintiva de la Devotio moderna y la que va a tener un influjo más duradero sobre la espiritualidad occidental, sobre todo después que San Ignacio la haga suya en los Ejercicios espirituales.

El carácter antiespeculativo y, por consiguiente orientado a la praxis, llevará a la Devotio moderna a la metodización de la oración. En realidad, tampoco esto es una innovación absoluta de los «devotos». Se venía fraguando ya desde el siglo xm. En esta dirección habían dado ya los primeros pasos, entre otros, los franciscanos San Buenaventura (+ 1274) y David de Augsburgo (+ 1266). Este último es el autor de un famoso librito titulado De exteriori et interiori hominis compositione, en el que describe los ejercicios progresivos de la oración de los principiantes, proficientes y perfectos; y el cartujo Hugo de Balma, autor de la célebre Teología mística en la que sigue la doctrina de San Buenaventura, hasta el punto de que esta obra se le ha atribuido y se ha publicado reiteradamente entre las obras del Doctor seráfico. Y, sin embargo, según la crítica actual, parece que Hugo de Balma no había leído a San Buenaventura, sino que los dos bebieron en las mismas fuentes, es decir, en Ricardo y Hugo de San Víctor.

En todos estos autores, San Buenaventura, David de Augsburgo y Hugo de Balma, especialmente de este último, bebieron a raudales los «devotos». Pero, porque quieren ser exactos, metódicos, rítmicos en todo, llevarán sus doctrinas hasta límites insospechados por aquellos. El Rosetum de Juan Mombaer representa el culmen de esa metodización llevada al extremo.

Evidentemente, antes de que apareciera la Devotio moderna existían ya unos métodos para organizar la vida espiritual; el examen de conciencia y la meditación son muy anteriores; tan anteriores como la Iglesia misma; pero fue a partir del siglo XII, cuando los cartujos y los cistercienses y después, en el siglo XIII, los franciscanos, quienes los sistematizaron de alguna manera; pero serán los «devotos» quienes, desde finales del siglo XIV, los introducirán en «las reglamentaciones obligatorias de las comunidades religiosas y de las cofradías y beateríos de seglares», empezando por los Hermanos y Hermanas de la vida común.

Sin embargo, son los «devotos» quienes acuñan la expresión ejercicios para expresar esos quehaceres espirituales. El examen de conciencia y la meditación metodizada constituirán desde la Devotio moderna el punto central en torno al cual girará en los últimos siglos toda la vida espiritual de la Iglesia occidental, especialmente de las Congregaciones religiosas y de los grupos más piadosos de seglares. Será Juan Mombaer quien, en su Rosetum exercitiorum spiritualium et sacrarum meditationum (Zwolle, 1494), que es una enciclopedia de las doctrinas y prácticas de la Devotio moderna, lleve a cabo una metodización excesivamente minuciosa de la meditación, estableciendo, no sólo los temas bien detallados sobre los que se ha de meditar, sino desarrollando también un complicadísimo sistema para la meditación en cuanto tal.